Por una movilización sindical y social contra la privatización
En medio del periodo navideño Osakidetza ha publicado la licitación para la concesión a empresas externas de los servicios de cocina, lenceria y lavandería del hospital de Urduliz. Un camino que ya inició desde su apertura con el servicio de limpieza.
Con este nuevo paso el Sr Darpon incumple sus propios acuerdos, tanto el de mesa general de Función Pública como el Acuerdo Regulador de Osakidetza. Unos acuerdos donde se comprometió a no externalizar nuevas áreas o servicios y a revertir los existentes. Una muestra más (y van ¿cuántas?) de una actitud autoritaria y antidemocrática. ¿Para qué sirven las mesas de diálogo que tanto reclama este Gobierno Vasco si luego no se cumplen lo que en ellas se acuerdan?
Y lo que es peor, toma la decisión de que esos servicios serán gestionados en base a principios que supondrán un claro perjuicio para la ciudadanía y los trabajadores/as dado que las privatizaciones generarán un sobrecoste para las arcas públicas, precariedad laboral y deterioro de la calidad.
El Sr Consejero argumenta que desde lo privado también se genera riqueza y empleo. Un argumento que no se tiene de pie: en términos de empleo, estos servicios no generarán más puestos de trabajo por privatizarlos y lo que es seguro es que serán más precarios, en segundo lugar, la generación de "riqueza" de la que nos habla Darpón es en realidad una transferencia de dinero público a la empresa privada, que no sólo tiene que cubrir los salarios de la gente empleada, sino que además tiene que arañar un "beneficio".
Es decir, manteniendo esos servicios como públicos Osakidetza ahorraría el "beneficio" que se llevará la empresa privada. Eso sí sería acumular riqueza; dárselo a la empresa privada es derrocharlo. Algo que quedó demostrado en Nafarroa, el informe de la Cámara de Comptos, órgano que fiscaliza el sector público navarro, confirmó que la privatización de esos servicios supuso un sobrecoste de 670 000 € para las arcas forales. Y en la CAPV tenemos muy reciente lo que paso con los comedores escolares.
Además, el consejero no valora aspectos importantes como el impacto negativo que tienen las privatizaciones en la calidad del servicio. Y no lo hace porque no tiene argumentos sólidos que aportar como quedó demostrado con las miles de denuncias de los usuarios y usuarias del hospital público de Nafarroa al privatizarse la cocina.
Hay que recordar que actualmente Osakidetza destina más de 330 millones de euros a empresas privadas y que en la limpieza del hospital de Urduliz la privatización supondría un sobrecoste aproximado de 100 000 euros anuales.
Osakidetza avanza en el proceso de privatización de servicios básicos como cocina, lenceria, mantenimiento o limpieza con la falsa idea de que las tareas que realiza el personal no sanitario son intrascendentes. Justo cuando todos los estudios objetivos afirman la importancia de estos servicios en la calidad, mejora y eficacia de los tratamientos médicos, o incluso en la incidencia de la limpieza en la mortalidad de los centros públicos. Razones de peso para que estos puestos de trabajo se realicen por personal propio de Osakidetza.
Por estos motivos ESK exige que Osakidetza desista inmediatamente del concurso público, para que estos servicios se gestionen desde lo público y se garantice la calidad del servicio y unas condiciones de trabajo dignas para el personal.
Pero el fondo del asunto está en que, una vez más, Darpon vuelve a mentir. Porque antes dijo que en el Hospital de Urduliz no se privatizaría ningún servicio y ahora ya ha empezado a privatizarlo. Está claro que su catadura moral no llega a la altura de los zapatos y que el problema no se va a resolver a través de reuniones, cuando ni siquiera respeta los acuerdos que firma.
¿Pero qué podemos esperar de quien dirigió el IMQ (empresa puntera en la sanidad privada)?. Si echa de menos los tiempos de gestor en la sanidad privada nadie le obliga a quedarse. Los trabajadores/as y los usuarios aplaudiremos su salida.
ESK no va a permitir que este Consejero (y el gobierno que lo ampara, con Urkullu a la cabeza) continúen por la misma senda y para ello consideramos necesario articular una movilización amplia y contundente que ponga fin a tanto despropósitos. Una movilización apoyada por (trabajadores y trabajadoras de Osakidetza, sindicatos, usuarios y usuarias, movimiento asociativo y partidos políticos de izquierda) en defensa de una sanidad 100 % pública y en la que los puestos de trabajo se cubran a través de las listas de contratación de Osakidetza. Porque la defensa de una sanidad pública de calidad es responsabilidad de todos y todas.
Este es el reto hacia delante y donde tenemos que centrar nuestros esfuerzos.