Tras más de 15 meses de genocidio de la población de Gaza por parte del ejercito sionista, se alcanzó un acuerdo de alto el fuego el pasado 19 de enero.
Un acuerdo frágil, muy cuestionado por ambas partes y que incluso el nuevo presidente electo de EEUU, Donald Trump, asevera que no pasará de esta primera fase.
Un acuerdo que la población gazatí ha pagado con creces, según datos de su ministerio de sanidad 47,000 personas han sido asesinadas, más de 100 personas por día, el 85% son civiles de los cuales hay que contabilizar 200 periodistas y 1000 sanitarios y sanitarias.
Estas cifras no reflejan la cruel realidad, aún se desconoce el número de víctimas bajo los escombros, desaparecidos, muertos por el frio, hambre o complicaciones de enfermedades que se podían haber evitado. Estudios recientes han aumentado esa cifra a 100.000 como mínimo, 100.000 vidas arrebatas en 15 meses, algo que parece irreal.
Pero a este desastre humanitario se suma la destrucción planificada de las viviendas e infraestructuras sociales (como escuelas, universidades, hospitales, centros religiosos...). La ONU habla de que el constante bombardeo que el ejército israelí ha sometido a Gaza ha dañado el 90% de los edificios. Se acumulan más de 50 millones de toneladas de escombros, su limpieza y la de los restos de explosivos se cree que tardará al menos 21 años para volver a la época anterior al 2023.
La OMS informa que únicamente 18 de los 36 hospitales continúan parcialmente funcionando.
Los sistemas de agua y saneamiento son inexistentes, se han propagado enfermedades erradicadas y altamente contagiosas. Se ha aniquilado el sistema de salud existente, ese sistema protegido por el derecho internacional humanitario, y que Israel ha atacado una y otra vez durante todos estos meses.
El costo de este genocidio a nivel humano es incalculable, pero a nivel económico se estima en 18.500 millones de dólares, unas 7 veces el PIB de Gaza.
Urge limpiar, reconstruir y levantarse, pero sobre todo urge abordar el conflicto Palestino como tal, un conflicto que perdura desde décadas, una colonización salvaje y un régimen de apartheid que se ha recrudecido en Cisjordania, aún más si cabe, tras el alto el fuego en Gaza, con asedios mortales en los diferentes campos de refugiados, detenciones masivas, protección de las agresiones de los colonos...
La esperanza del Pueblo palestino es débil, sin una comunidad internacional fuerte que obligue al estado de Israel a que declarar un alto el fuego permanente, asegurar la salida del ejército de Gaza y garantizar la entrada de ayuda humanitaria. Debe instar al colonizador que ponga fin a los asentamientos ilegales, el régimen de apartheid y la anexión de territorios ocupados.
La Junta de Atención Especializada de la OSI Araba hace un llamamiento para que el personal de esta OSI, junto con el conjunto de la ciudadanía de Gasteiz, muestren su apoyo al pueblo Palestino y se una a la exigencia de una solución integral que ponga fin a la ocupación y la colonización que persisten desde 1948 y que garantice la excarcelación de los presos/as políticos/as palestinos/as, la vuelta de los refugiados/as y el derecho de autodeterminación del pueblo palestino
Por ello, y para denunciar también el intento de lavado de imagen que el régimen sionista realiza a través de sus equipos deportivos en general y del Maccabi de Baloncesto en particular, nos concentraremos este 7 de febrero, a la entrada del Hospital Santiago, a las 11.00h de la mañana.
DESDE EL RIO HASTA EL MAR, PALESTINA ASKATU!!!