Los puntos morados del 8 de marzo no son suficientes. El postureo de empresas e instituciones en favor de la igualdad, solo intenta despolitizar la lucha feminista. Necesitamos medidas reales para lograr igualdad real.
« Las mujeres actualmente seguimos en una situación de especial vulnerabilidad y mayor precariedad »
Administraciones y empresas
Nuevamente este 8 de marzo se volverá a sacar de los cajones banderas feministas, paraguas y pañuelos. También las administraciones y poderes públicos encenderán sus luces y sacarán sus puntos morados a los balcones de sus majestuosos edificios, saldrán con sus pancartas para la foto y nos recordarán en nuestros correos electrónicos que hoy es el Día Mundial de las Mujeres.
Las empresas también se sumarán al carro intentando sacar también de esto tajada. Sabemos que lo más importante para las empresas siempre son las ganancias económicas y la productividad. Y aquí han jugado bien sus bazas con el bien definido “Purple Washing”. Esa técnica que designa las prácticas que algunas empresas usan para mejorar sus beneficios e imagen usando como excusa campañas puntuales a favor de la igualdad de género, sin que haya un compromiso real con la causa. Y el 8 de marzo es su momento estrella. Otras utilizan la responsabilidad social corporativa, donde los beneficios que sacan también les resultan bastante rentables.
Tenemos muchos ejemplos, muy escandaloso es el caso de Iberdrola, donde todos los años “asume los retos de igualdad de género y se suma a esta jornada reivindicativa en su compromiso con la igualdad”. Cuando sabemos bien que les importa un bledo y que son las mujeres las que más padecen la pobreza.
Hipocresía
Son muchas las voces que utilizan argumentos como “algo es algo”, “todo suma”, etc., para defender este tipo de acciones puntuales a favor de alguna causa. No obstante, la realidad es que, en muchas ocasiones, la mejor decisión es no hacer nada, en lugar de hacer postureo.
Este tipo de acciones de aparentar que empresas o instituciones están por la “igualdad”, a parte de una hipocresía salvaje, y dar una imagen social falsa de que ahora parece que sí hemos conseguido esa igualdad, tiene la estrategia muy pensada y decidida de intentar despolitizar la lucha feminista, una lucha en la que las mujeres llevamos siglos. La verdad, es que después de este día, todo vuelve a la más estricta realidad, se olvida la lucha de las mujeres por la igualdad, realizar planes de igualdad, que no sean exclusivamente para cumplir expediente, la brecha salarial, el techo de cristal, y un suma y sigue de las reivindicaciones de las mujeres, hasta la siguiente fecha que empresas y organismos se volverán a vestir de morado.
Esto es una cuestión de todas y todos como les gusta decir, pero sobre todo, y es aquí donde queremos poner el foco, es una cuestión de reconocimiento de derechos, es una cuestión de derechos fundamentales, de que las mujeres en esta sociedad debemos de tener los mismos derechos y actualmente seguimos en una situación de especial vulnerabilidad y mayor precariedad, y mucha de la responsabilidad de esto la tienen las políticas institucionales.
« Las instituciones que licitan los pliegos, alimentan la precariedad de muchas trabajadoras »
¡Stop precarización, stop subcontratación!
Las instituciones miran hacia otro lado en negociaciones de muchas trabajadoras de subcontratas, cuando han sido ellas mismas quienes han licitado pliegos que alimentan la precariedad de muchas de las personas trabajadoras. Pero prefieren no interferir ya que creen que no va con ellas. Y así lo dicen y lo defienden.
Las administraciones públicas son las reinas de usar la subcontratación para cubrir las diferentes necesidades de empleo y no es casualidad que sean principalmente los servicios vinculados a las tareas de limpieza y de cuidados quienes se llevan la palma. En definitiva, avalan, permiten y justifican las desigualdades que traen las subcontratas para las mujeres, siendo así responsables directas de la precariedad laboral.
Están permitiendo y apostando con sus subvenciones a empresas privadas o concertadas por un “modelo de organización de los cuidados” con mucho ánimo de lucro. El mercantilizar los cuidados no es algo nuevo, pero en los últimos años se han dado pasos gigantescos y hay muchas empresas privadas que se están embolsando un gran porcentaje de dinero público. Sus sistemas de residencias actuales o servicios de ayuda a domicilio, han demostrado por pasiva y activa que no están dando respuesta a las necesidades de cuidado, se han quedado limitados a un catálogo de servicios. A lo invisible y no remunerado, que todavía sigue existiendo, se ha añadido un mercado laboral sin un reconocimiento de derechos laborales ni sociales, donde la precariedad explota de la manera más bestia. No se actualizan salarios, no se negocian convenios, no se dignifica al personal trabajador, que como bien sabemos la mayoría son mujeres. Como bien dicen ellas en todas las reivindicaciones “no somos esclavas, somos trabajadoras, menos discursos, menos tonterías, derechos laborales justos”.
Los puntos morados del 8 de marzo no son suficientes, son y serán engañosos y falsos mientras los poderes públicos, las administraciones no asuman la verdadera responsabilidad de hacer efectivas políticas públicas para la transformación social que necesitamos las mujeres, para dejar de estar oprimidas y conseguir esa sociedad más justa, más igualitaria y corresponsable con el sostenimiento de la vida. Los cuidados son la base para una vida digna, no son algo asistencial, ni puntual, sino que son necesarios en todos los momentos y en todos los ámbitos de la vida. Son imprescindibles para la sostenibilidad de nuestros cuerpos y nuestras vidas, para el derecho a una vida digna.
¡Este 8 de marzo toma las calles!
Este 8 de marzo, estaremos en las calles vestidas de morado con el movimiento feminista y sus luchas.
- Baiona 15:00 h. Plaza del Mecado
- Donostia 18:30 h. Puente del Antiguo
- Gasteiz 19:00 h. plaza San Antón
- Bilbo 19:30 h. Corazón de Jesús
- Iruñea 20:00 h. Antoniutti
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