La crónica del periódico EL CORREO del pasado día 29 de noviembre, en la que destaca que, desde que está en vigor la nueva legislación de la RGI, con la Ley 14/2022, desde el mes de abril del año pasado, ha sumado 20.000 nuevos perceptores y perceptoras, no habla para nada de a quienes se está expulsando del sistema que permite el cobro de esta prestación.
(Respuesta al artículo publicado en el Correo el 29 de noviembre de 2024 )
LO QUE EL CORREO NO DICE SOBRE LA ESTADÍSTICA DE LANBIDE DE LA RGI DE OCTUBRE 2024
La crónica del periódico EL CORREO del pasado día 29 de noviembre, en la que destaca que, desde que está en vigor la nueva legislación de la RGI, con la Ley 14/2022, desde el mes de abril del año pasado, ha sumado 20.000 nuevos perceptores y perceptoras, no habla para nada de a quienes se está expulsando del sistema que permite el cobro de esta prestación.
En enero 2023, es decir antes de entrar en vigor la nueva legislación, las unidades de convivencia (UC) que vivían compartiendo piso con otras UC, ascendían a 15.110, y suponían porcentualmente, sobre un total de 49.442 UC perceptoras de RGI, al 30,6%. Ese porcentaje, un poco por encima del 30%, ha sido regular durante la última década, por lo menos, ya que responde a la realidad vital que refleja nuestra sociedad, en cuanto a que las personas con menos ingresos se ven obligadas a compartir vivienda con otras, con las que no mantienen ningún lazo familiar, para poder hacer frente al pago del alquiler.
La estadística mensual de perceptores y perceptoras de RGI de Lanbide del mes pasado, octubre 2024, informa de que el número de UC perceptoras que comparten piso ha disminuido hasta 9.226, esto significa una caída, con relación a enero de 2023, de 5.884 UC, que representa un 39%.
En términos globales, sobre el total de UC perceptoras, ha bajado desde el 30,6% de enero 2023, hasta el 16% de octubre 2024. Además, la lacra del sesgo de género que persigue a las mujeres pobres, queda patente en esta bajada. En tanto las UC perceptores de RGI en que la titularidad era de hombres que compartían vivienda, han retrocedido en 2.093 (28%), las de titularidad de mujeres han perdido 3.789 UC (50%).
Desde que existe el modelo de rentas mínimas condicionadas en Euskadi el PNV y el PSE, es decir el Gobierno Vasco, ha odiado a las viviendas multiunidades de convivencia y, en los diversos cambios legales que ha aplicado en sus políticas de lucha contra la pobreza, siempre ha intentado empeorar la situación de las UC que se veían obligados a compartir vivienda.
En la ley 10/2008, la agresión sufrida por este tipo de hogares fue durísima, pues se limitó a sólo dos RGI las que se podían percibir en una vivienda. El razonamiento que está en la base de la política a la que quiere servir este cambio legal que ha supuesto la Ley 14/2022, de 22 de diciembre, del Sistema Vasco de Ingresos y para la Inclusión, está perfectamente recogida en una contestación on line de Lanbide a la que hemos tenido acceso en ARGILAN-ESK. Una de sus frases, dice así: “La experiencia en la gestión de la RGI nos decía que hay una sobrerrepresentación de unidades de convivencia unipersonales, respecto a la realidad sociológica. Así, un 63% de los expedientes de RGI corresponden a unidades de convivencia unipersonales, cuando los datos estadísticos sobre los tipos de familia en Euskadi cifraban el porcentaje de familias unipersonales en torno al 28%”.
A poco que se piense la aberración intelectual que implica hacer política de pobres partiendo de la frase anterior, no nos queda otra que asumir que el modelo de lucha contra la pobreza en Euskadi, ahora sí, y quizás de forma definitiva si no conseguimos cambiarlo por otro radicalmente distinto, ha entrado en una etapa, en que el control de las personas pobres, con la excusa de que así se legitima el sistema, pues se combate el fraude, cosa inexistente, es sólo la punta del iceberg de un intento de amoldar nuestra sociedad a un modelo socialmente reaccionario.
La columna vertebral de ese modelo, es la aporofobia, el desprecio de las personas pobres. En qué cabeza cabe correlacionar la realidad sociológica de las necesidades de vivienda, sin tomar en cuenta que, precisamente la RGI, si quiere combatir la pobreza, debe diseñarse para llegar a donde están las personas pobres. Ahora, las estadísticas mensuales de perceptoras-as de Lanbide, han eliminado el ítem de perceptores/as extranjeros/nacionales/otros, porque siempre las UC de personas extranjeras (inmigrantes en su casi totalidad) salían sobrerrepresentadas, sobre las nacionales.
¿Es que Lanbide o el Gobierno Vasco tenían alguna dificultad intelectual para explicar que, si la pobreza de la gente inmigrante multiplica por más de 3 la de los y las nacionales, su participación entre las UC perceptoras de RGI debe ser superior a los/as nacionales?.
En el correo de Lanbide del que hemos entresacado la anterior frase, podrían haber correlacionado otro dato que aporta, en este caso, la estadística de perceptores de la RGI de octubre 2024:
Del total de 57.702 UC perceptoras, las formadas por una persona soltera sola son 31.406 y las de separados, 14.735. En total, suman 46.141 UC, que suponen el 80% de todas las UC perceptoras de RGI habidas en octubre pasado.
El Gobierno Vasco está de acuerdo, en cuanto a su lucha contra la pobreza, en aplicarnos el Mito de la cama de Procusto. Este mito de la antigua Grecia describe a un ladrón que vivía en las afueras de Atenas, que le llamaban Procusto y que, era muy afable con las personas con las que se encontraba, y a las que invitaba a su casa, con la condición de que durmieran en su cama. Como su cama tenía unas dimensiones no muy grandes, Procusto, se dedicaba a cortar las piernas de quienes les sobresalían de la cama o a estirar a quienes no llegaban a ocupar toda la cama. Combatir el Mito de la cama de Procusto, siempre ha sido combatir la intolerancia, la no aceptación de quienes son distintos y distintas, exigir el derecho a la disconformidad, etc. Sin embargo, cuando este Mito se aplica a la parte más vulnerable de nuestra sociedad, exige echar mano de todos los recursos que podamos para levantar una ola de solidaridad capaz de combatir la aporofobia que empapa, por todos sus lados, a la política de pobres del Gobierno Vasco.
Iñaki Uribarri
(miembro de ARGILAN-ESK, plataforma del sindicato ESK contra la pobreza y la exclusión social)
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