Las trabajadoras de Garbialdi llevan 7 meses y medio de huelga indefinida en la limpieza y las consecuencias de la misma se evidencian. No vamos a consentir que se ponga en entredicho la lucha de estas mujeres.

Desde el sindicato ESK, ante las quejas y denuncias de sindicatos de la Ertzaintza y del estamento judicial por la suciedad e insalubridad que padecen en comisarías y juzgados queremos manifestar lo siguiente.

Las trabajadoras de Garbialdi llevan siete meses y medio de huelga indefinida en la limpieza y las consecuencias de la misma se evidencian. Pero lo que de ninguna manera vamos a consentir es que se ponga en entredicho la lucha de estas mujeres ni que el foco recaiga sobre quienes no han movido un dedo por defender los intereses de sus compañeras. La huelga y sus duras consecuencias recaen sobre quienes la realizan, sobre quienes ven muy reducidos sus ingresos, quienes pelean día a día en la calle, en la manifestación, en la marcha, en la concentración detrás de la pancarta delante de esas comisarías y juzgados. En definitiva quienes sufren directamente las consecuencias de esta huelga son quienes luchan por el reconocimiento de su trabajo, sí, ese mismo al que nadie le da ningún valor pero que si no se hace tanto se nota.
 
Estas mujeres están luchando porque quieren ver reconocido su labor, porque quieren dignificar un trabajo feminizado, y porque exigen que su trabajo de limpieza sea valorado socialmente y recompensado económicamente del mismo modo que lo es el de la limpieza en sectores masculinizados, como el de la limpieza viaria.

La comisarias y los juzgados están sucias, si, pero más sucia está siendo la actitud de la empresa que se niega a reconocer los derechos de sus trabajadoras y la del Gobierno Vasco que mira para otro lado cuando tiene la oportunidad de acabar con la Brecha Salarial en este sector (esa con la cual se llena la boca haciendo propuestas y aprobando planes para supuestamente evitarla). Tendrán que cerrar comisarías y juzgados, porque nuestra dignidad no cierra.