El gobierno vasco se ha propuesto que conseguir cita en tu centro de salud sea digno de alguna prueba de la próxima temporada del <<Conquis>>. De otra forma es imposible entender la política de cierres de centros de salud en Donostialdea: a los cierres a las cinco de la tarde que se vienen sucediendo en los barrios de Beraun, Amara Centro y Bidebieta hay que sumar el cierre por las tardes del centro de salud de Altza.

Esta política de reducción de horarios lo que hace es, al final, limitar la accesibilidad de la población que más lo necesita a su centro de salud. Porque, además, los centros de salud que se cierran están en los barrios con menor renta y poder adquisitivo.

¿Pero, por qué se cierran los centros de salud? Principalmente porque no contratan médicos suficientes para cubrir las cada vez más numerosas vacantes. Gipuzkoa tiene, actualmente, 59 plazas de médico/as de familia y 12 de pediatría sin cubrir. Cuarenta y cuatro de estos cupos se concentran en la OSI Donostialdea y Bidasoa.

Esta situación es, sin duda, resultado directo de la nefasta política de contratación de personal sanitario en general y de médicos de cabecera en particular. Una política que, como consecuencia, deja a muchos pacientes sin un profesional médico de referencia, con todo lo que eso supone.

Ante esta tesitura, cabe preguntarse qué va a ocurrir con las decenas de residentes de médicos de familia y pediatría que están acabando, en estos momentos, su especialidad. ¿El gobierno vasco tiene algo pensado para ellos? O quizás sea más apropiado preguntarse si tienen pensado para estas profesionales algo más que contratos de unos pocos meses y de marearlas mandándolas de un sitio a otro.

Desde ESK Osakidetza entendemos que estos cambios buscan el deterioro de la atención sanitaria a la población para justificar la privatización de la asistencia. Por un lado, subcontratando cada vez más servicios, y por otro empujando a la población a la contratación de seguros privados que nunca podrán suplir la cobertura del sistema público de salud.

La población gipuzkoana y el personal de Osakidetza necesitan lo mismo: mejoras estructurales en la gestión de la Atención Primaria.