La guerra y la muerte no representa ninguna ‘oportunidad’ de negocio ni alternativa para la industria de Euskal Herria. La escalada belicista en la que nos han envuelto responde únicamente a los intereses de un capitalismo sin escrúpulos que rechazamos de raíz.
« Defendamos la vida de las personas y del planeta y frenemos esta voracidad depredadora »
El capitalismo lleva tiempo dando muestras de agotamiento, su apuesta por un crecimiento infinito en un mundo con recursos finitos está llevando al mundo a una espiral belicista sin sentido. El telón de fondo es la superación de los límites naturales del planeta y la incapacidad del sistema capitalista de superar las crisis que él mismo provoca.
Ningún actor global ha quedado al margen de esta carrera armamentística. Incluso la Unión Europea, cuya razón fundacional fue precisamente evitar una nueva guerra en el continente, ha decidido destinar 800.000 millones de euros al fortalecimiento de su capacidad militar.
El eco de este clima prebélico también ha llegado a Euskal Herria. Recientemente, Guillermo Dorronsoro, presidente de Zedarriak (un think tank vinculado al empresariado vasco), ha señalado la ‘oportunidad’ que representa este contexto y ha abogado por reforzar la industria militar vasca. En la misma línea, los Gobiernos vasco y navarro a través de sus declaraciones y de sus hechos apoyan a esta estrategia.
Esta escalada belicista responde únicamente a los intereses de un capitalismo sin escrúpulos, que ve en la guerra y la muerte una oportunidad de negocio. Beneficia a unas élites que, desde su posición privilegiada, nunca estarán en la primera línea del frente. Aunque hoy acapara los titulares de los medios, el aumento del gasto militar y el rearme comenzaron en la cumbre de la OTAN de Newport (Gales) en 2014, donde se alcanzó el acuerdo para una “economia de guerra” en la que todos los estados miembros destinarían un 2% de PIB al gasto militar en 2024.
Es momento de que la clase trabajadora se organice, defienda la vida de las personas y del planeta, y frene esta voracidad depredadora.
Manifestaciones 1º de mayo
- Bilbao: 11:30 h. Gran Vía 56
- Iruñea: 12:00 h. Plaza de los Ajos
- Donostia: 12:00 h. San Telmo museoa
- Gasteiz: 12:30 h. Palacio de congresos Europa
« Es imprescindible avanzar hacia una transformación industrial justa para la clase trabajadora y respetuosa con el planeta »
Cuidados que sostienen la vida
Mientras los Estados destinan miles de millones a financiar conflictos bélicos, los empleos esenciales —aquellos que sostienen la vida— continúan siendo precarizados, feminizados y sistemáticamente desvalorizados. Son precisamente las mujeres, las personas migrantes y las jóvenes quienes asumen mayoritariamente estas labores fundamentales para el funcionamiento de la sociedad.
Exigimos el derecho a una vida digna y en paz, pero, sobre todo, a una existencia que merezca ser vivida, libre de la instrumentalización en beneficio de intereses ajenos. Las políticas públicas deben situar el bienestar de las personas en el centro de sus prioridades, lo cual requiere, ineludiblemente, la creación de un sistema público de cuidados, que rompa con el actual modelo basado en la privatización, explotación, precariedad y la familiarización forzosa de los cuidados.
Sin lugar a dudas para avanzar en ello es necesario la regularización residencial y laboral de todas las trabajadoras de hogar en situación administrativa irregular y que se incluya, de una vez por todas, a las trabajadoras de hogar y cuidados en el régimen General.
Cuidar no debe ser una excepción, sino la base de un proyecto de sociedad justa. La inversión en vida, y no en destrucción, es el único camino hacia la equidad. Cuidar no matar.
Es el momento de invertir en los servicios públicos
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha anunciado un plan de 800.000 millones de euros para el rearme de la UE. Esta ingente cantidad de dinero, aunque intenten ocultarlo, saldrá de los impuestos de la ciudadanía y tendrá un impacto directo en nuestros servicios públicos.
La calidad de los servicios públicos no es negociable. En un momento en el que miles de pensionistas se movilizan cada lunes por unas pensiones dignas; en el que nuestra sanidad pública ha evidenciado sus carencias y es una de las principales preocupaciones de la sociedad; y en el que el profesorado de la educación pública protagonizan un importante ciclo de huelgas exigiendo condiciones que garanticen una educación de calidad, los y las dirigentes europeas, estatales y vascas optan por desviar fondos públicos hacia el incremento del gasto en seguridad y defensa, favoreciendo nuevamente a la iniciativa privada en lugar de fortalecer los servicios esenciales.
Si no frenamos esta deriva, el desmantelamiento del Estado del bienestar se acelerará aún más, generando una mayor desigualdad y abocando a las capas más vulnerables de la sociedad a la pobreza y la exclusión social. Hoy, como hace 40 años, la clase trabajadora debe volver a gritar: “Gastos militares para escuelas y hospitales”.
Por una industria que respete a las personas y al planeta
Llevamos años defendiendo la necesidad de transformar el modelo industrial hacia uno basado en criterios ecosociales, que respete los límites físicos del planeta y priorice la utilidad social de los productos fabricados. La emergencia climática es cada vez más evidente, con desastres medioambientales que se repiten con mayor frecuencia.
Sin embargo, la nueva política global de rearme representa un grave retroceso en la lucha contra el cambio climático. La industria militar no solo provoca muerte, destrucción y miseria, sino que también acelera el saqueo de los recursos naturales, empujando la crisis climática a niveles imprevisibles. La industria militar representa el 5,5% de las emisiones globales, igualando así a toda la industria a nivel mundial.
La alternativa para la clase trabajadora no puede ser la industria militar, que convierte la guerra y la destrucción en un negocio. Esa es la opción de unas élites que solo buscan incrementar sus beneficios a costa nuestra. El discurso del miedo del capitalismo solo sirve de excusa para tapar sus verdaderas intenciones.
Hoy, más que nunca, es imprescindible avanzar hacia una transformación industrial justa para la clase trabajadora y respetuosa con el planeta.
« Es fundamental una redistribución más justa de la riqueza »
Salario Mínimo Interprofesional propio: una herramienta contra la pobreza y la exclusión social
ESK, junto con otras organizaciones sindicales, ha lanzado una campaña para impulsar un cambio legislativo que permita establecer un Salario Mínimo Interprofesional (SMI) propio, adaptado a la realidad económica de Hego Euskal Herria.
Las patronales vascas y navarras, fieles a su estrategia de proteger exclusivamente sus intereses, han rechazado de plano la apertura de una mesa de negociación para debatir la creación de un SMI propio. Alegan que esta medida afectaría la competitividad de sus empresas, ignorando así la oportunidad de mejorar la calidad de vida de miles de personas.
Cada vez más personas, a pesar de tener empleo, se encuentran en riesgo de pobreza y exclusión social. Vivimos en una sociedad cada vez más desigual, donde la acumulación de capital se concentra en pocas manos, mientras las grandes corporaciones ven crecer sus beneficios de manera exponencial.
No podemos olvidar que los sectores más beneficiados por un incremento del SMI son aquellos altamente feminizados, y vinculados al mundo de los cuidados, como el trabajo doméstico. En consecuencia, un SMI propio también contribuiría a reducir la brecha de género, que actualmente alcanza el 16,5 % en la CAPV y el 18,5 % en Nafarroa.
También afectaría de manera importante a las personas que tienen empleos más precarios, las personas migradas, las jóvenes y las personas con discapacidades reconocidas que apenas alcanzan el SMI en los Centros Especiales de Empleo.
El SMI es una de las principales herramientas para la clase trabajadora en la lucha contra la precariedad y la pobreza, además de ser fundamental para una redistribución más justa de la riqueza. Por eso, cada vez que se plantea una subida, la patronal se opone frontalmente: no quiere renunciar a su creciente parte del pastel.
Ante la postura intransigente de Confebask y la CEN, no nos queda otra opción que la lucha y la movilización para defender nuestros derechos.
Próximamente en la CAV vamos a empezar a recoger las firmas de apoyo a la Iniciativa Legislativa Popular en favor de un SMI propio; en Nafarroa se va a realizar una recogida de firmas (aunque sin ser una ILP) en los centros de trabajo. Te animamos a firmar y a difundir esta iniciativa. Tan pronto como se active la opción de firmar telemáticamente lo podrás hacer en nuestra web.
1 Mayo: La industria militar no es alternativa
1º mayo: Vuestras recetas no nos valen
1º mayo: Frenemos su avarcia
1º mayo: el capital quiere más
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