Los gobiernos, representantes del capital, en vez de tirar del freno de emergencia toman medidas que profundizan la crisis, aumentando la precarización vital y el empobrecimiento de las mayorías sociales.

 

 

« Los gobiernos apuestan por poner el Estado y el dinero público  en manos privadas  de manera descarada »

 

No al pacto de rentas, sí a la redistribución de beneficios

Tras dos años soportando la pandemia y las consecuencias sociales y económicas de la gestión que se ha decido hacer de ella, la clase trabajadora afronta un nuevo contexto totalmente marcado por la Guerra de Ucrania y las consecuencias que la misma va a dejar. En esta nueva crisis económica, al igual que en tras el estallido financierode 2008, el capitalismo demuestra que no tiene alternativas válidas. A través de los conocidos fondos Next Generation, la UE ha inundado el mercado de miles de millones de euros con la esperanza, dicen, de reactivar la economía.

Ningún Gobierno, ni el vasco ni el navarro ni el español están apostando por una sociedad más justa. Las coberturas de las necesidades básicas de la población más vulnerable no están entre sus prioridades. En cambio, apuestan por poner el Estado y el dinero público en manos privadas de manera descarada, están transfiriendo una y otra vez rentas obreras a beneficios empresariales y financieros del gran capital.

El año 2021 finalizó con un incremento de los precios al consumo como no se había vivido en las últimas décadas. Cuando nos trataban de tranquilizar diciendo que las aguas volverían a su cauce, el estallido de la Guerra de Ucrania nos ha vuelto a situar ante un escenario donde la especulación sobre los bienes básicos y el alza de los precios al consumo vuelven a ser la tónica general.

Los gobiernos, representantes del capital, en vez de tirar del freno de emergencia toman medidas que profundizan la crisis, aumentando la precarización vital y el empobrecimiento de las mayorías sociales.

 

El capital siempre gana

En situaciones de crisis o de bonanza las grandes corporaciones financieras y multinacionales siempre sacan tajada. Las grandes empresas que forman el núcleo duro del capital ibérico (BBVA, Santander, Iberdrola,……….) llevan acumulando beneficios récord desde el estallido de la emergencia sanitaria. La especulación sobre las materias primas energéticas, los minerales e incluso los alimentos está suponiendo una transferencia de rentas hacía las grandes fortunas como nunca antes se ha visto.

Las políticas neoliberales en los mercados de gas y electricidad (desregulación, liberalización) están provocando una continua subida de los precios de la energía, que junto a la congelación de sueldos significa que cada vez más familias de la clase obrera no pueden pagar sus facturas. Los pequeños ahorros se convierten en deudas, y se termina no pudiendo llegar a final de mes.

Han decido regar el mercado con dinero público en grandes cantidades, pero no olvidemos que el dinero no surge de la nada. Se trata de dinero de nuestros impuestos que en lugar de usarse para desarrollar los servicios públicos se está poniendo en manos privadas. Lo que no nos dicen es que en algún momento habrá que pagar la factura y que pretenderán volver a recortar los servicios públicos para hacerlo.

 

« Lo que realmente afecta a la mayoría de las mujeres son los suelos pegajosos a los que  nos condenan  »

 

La pobreza tiene rostro de mujer

Lejos queda ya de la cacareada reforma laboral porque ya apenas se habla de ella. Ahora las noticias están en otra parte, ahora, la COVID ha pasado a ser una simple gripe y los derechos de las trabajadoras han quedado relegados a un segundo plano. Por unos instantes todas soñamos con otro mundo posible, con salir mejores de una crisis sanitaria y social que hizo tambalear el sistema y casi acariciamos con la punta de los dedos aquello de poner las vidas en el centro, por unos instantes hasta pareció indiscutible que había quienes eran esenciales. Pero la alegría dura poco en la casa del pobre y este sistema criminal no ha tardado en marcar posiciones; su lógica es la de la muerte, la de la guerra y los intereses económicos y nosotras quienes pagamos las consecuencias.

Llevamos años, décadas, denunciando la cada vez más precarización laboral y social de la clase trabajadora. Una precariedad que se refleja en los modelos de relaciones laborales, que tiene muchas aristas, pero sobre todo tiene rostro de mujer porque somos nosotras las que peor paradas salimos siempre y porque la feminización de la pobreza es más que una evidencia.

Nos hablan de los techos de cristal como si ese fuera el único y más grave problema que tenemos las mujeres cuando lo que realmente afecta a la mayoría de las mujeres son los suelos pegajosos a los que nos condenan.

Naciones Unidas señala que el 70% de las personas pobres en el mundo son mujeres y niñas. No hay ningún país en el mundo en el que exista igualdad económica y la principal causa de la pobreza es ser mujer, ningún otro factor influye tanto en ser o no pobre como el de género. La alianza del capitalismo con un sistema patriarcal que fomenta las desigualdades sociales, culturales y económicas generan pobreza, pero sin lugar a duda la desigualdad laboral es uno de los principales factores que potencian la feminización de la pobreza con salario a más bajos, trabajos no remunerados y mayor dedicación a los trabajos reproductivos y de cuidados. La prevalencia de esta situación está estrechamente relacionada con las políticas públicas o mejor dicho con la falta de ellas. Para poder acabar con esto es necesario que desde la administración se tomen medidas: redistribuir
la riqueza, que todas las políticas tengan perspectiva de género, medidas que eviten la precarización…

En el estado español de entre las personas que trabajan a jornada parcial el 76,16% son mujeres. Estos datos que ya por sí mismos son realmente preocupantes y dejan en evidencia que cuando hablamos de precariedad principalmente hablamos de mujeres lo son aún más si tenemos en cuenta que 3 de cada 4 lo hace de manera involuntaria. Y cuando se nos pregunta a las mujeres las razones por las cuales nos vemos obligadas a este tipo de contratación la respuesta es clara: lo hacemos porque además de necesitar un empleo seguimos siendo nosotras quienes nos tenemos que hacer cargo de las tareas reproductivas.

De la nefasta reforma laboral aprobada por el gobierno de PSOE y Unidas Podemos se han dicho muchas cosas pero muy poco se ha hablado del impacto que las medidas aprobadas tendrán en las mujeres empleadas. Se anunció a bombo y platillo los parabienes de la eliminación de los contratos por obra y servicio pero poco se ha dicho de que este tipo de contratos de facto van a ser sustituidos por los fijos discontinuos que en realidad lo único que van a hacer es precarizar aún más las condiciones laborales fundamentalmente de las trabajadoras que pasaran a tener contratos fijos si, pero parciales. Y es que es precisamente la parcialidad uno de los mayores problemas que tenemos las mujeres en el mercado laboral.

Si bien la subcontratación afecta a toda la clase trabajadora es negable que tiene especial incidencia en las trabajadoras ya que la mayoría de las mujeres que acceden al mercado labora lo hacen en el sector servicios en el cual la subcontratación tiene un gran peso. El no haber limitado de manera inequívoca los supuestos en los que se puede externalizar una actividad ha perjudicado principalmente a las trabajadoras. Algo que se podía haber evitado prohibiendo la externalización deservicios que no sean ajenos a la actividad de la empresa.

Mención a parte merece el ninguneo que se ha vuelto hacer de las trabajadoras de hogar que una vez más las vuelve a dejar fuera del régimen general contraviniendo los dictámenes de Europa y las recomendaciones de la OIT.

 

« Estamos ante la consecuencia más salvaje de la guerra de posiciones que durante años llevan enfrentando a la  OTAN, Rusia y China  »

 

La vida de las personas por encima del interés de los estados

Llevamos semanas asistiendo al renacer belicistas en Europa. La lógica solidaridad con el sufrimiento del pueblo Ucraniano está siendo utilizada de manera absolutamente interesada por parte de los gobiernos de la UE para lanzarse sin oposición a una nueva carrera militar. El incremento de los presupuestos militares al 2 % no nos asegura la paz, sino más guerra.

No estamos ante una guerra provocada por la locura transitoria de un sátrapa, estamos ante la consecuencia más salvaje de la guerra de posiciones que durante años llevan enfrentando a la OTAN, Rusia y China. Hoy son Ucrania, Siria, Yemen, el Sáhara y tantos conflictos olvidados en África…. Por desgracia mañana habrá otros.

Crisis capitalista y guerra siempre han ido de la mano. Sin embargo, ayer, hoy y mañana nosotras y nosotros ponemos los muertos, el dolor y sufrimos la violación de los derechos humanos.

 

1º mayo

  • Gipuzkoa Marcha desde Errenteria/Orereta (10:45 h. Alameda) a Donostia (13:30 h pl. Catalunya)

  • Bilbao 11:30 h. Gran Vía 56

  • Iruñea 12:00 h. pl. de los Ajos | 18:00 h. Baluarte (Movimientos sociales de Iruñerria)

  • Gasteiz 12:30 h. Europa Jauregia

 

Revista 'Matxinada'

 

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