Este año también llamamos a movilizarnos en favor de la Justicia Climática este 25 de septiembre. El empleo es parte fundamental de este cambio hacia unas vidas sostenibles.

 

 

El pasado 27 de septiembre de 2019, ESK llamamos a la huelga mundial por el clima. Desde entonces, la crisis sanitaria provocada por la pandemia de la COVID-19 ocupa la atención mediática y también las preocupaciones y los esfuerzos de la mayoría de la población. Pero la crisis sanitaria no nos hace olvidarnos de la crisis ecosocial y climática en la que estamos inmersas, que pone en riesgo la vida en el planeta.

En esta ocasión, no se ha planteado huelga estudiantil, de consumo y laboral, como en 2019, pero desde organizaciones como Fridays for Future – Juventud x el Clima, la Alianza por el Clima y Rebelión por el Clima, convocan diferentes movilizaciones dentro de una jornada de acción global por el clima.

  • Iruñea: 19:00 h. sentada Plaza del Castillo

  • Donostia: 18:00 h. sentada Alderdi Eder

  • Gasteiz: 19.00h sentada Plaza Berrian

  • Bilbao: 18:30 h. concentración en el Ayuntamiento

 

COVID-19: balance ecológico agridulce

En términos ecológicos, el balance de la COVID-19 hasta ahora es agridulce. Al principio ocurrió una reducción de contaminantes en ciudades que posteriormente volvió a sus niveles anteriores, y afortunadamente han aumentado los desplazamientos en bicicleta… aunque la industria del envoltorio consigue vida extra. Sin olvidar las pérdidas de vidas y la falta de ingresos en muchas casas. Durante la desescalada y la nueva normalidad, y debido a las aglomeraciones en el transporte público por recortes de frecuencias en un caso de mala gestión, hay quien optó por el transporte privado, que ha sido incluso recomendado por las autoridades.

Al igual que el año pasado, el protagonismo de la jornada lo tienen las  organizaciones ecologistas y estudiantiles que lideran estas movilizaciones. Como ESK, compartimos las reflexiones que llevan a plantear la acción global por el clima y animamos a las personas trabajadoras a apoyar las movilizaciones, que este año se enmarcan dentro de la reflexión alrededor de la afección de la crisis climática sobre el empleo.

Creemos que las instituciones  públicas tienen que estar a la altura de las necesidades que exige este momento, la dependencia de la economía vasca y navarra de sectores contaminantes y dependientes de combustibles fósiles es un problema. Y, por desgracia, lo vivido a los pocos días de empezar el confinamiento por la expansión de la pandemia de la COVID-19, con el Gobierno Vasco, siempre fiel a la patronal, pidiendo la vuelta al trabajo de las industrias, muchas de ellas contaminantes, de una manera totalmente irresponsable ante el riesgo de contagio, no es una buena señal en ningún caso.

 

Movilidad, sostenibilidad y empleo

Manuel Sacristán decía en 1.983; “Es necesario contemplar a la vez los dos aspectos de la situación en que nos encontramos: por una parte, el futuro de la especie humana ―que es el asunto principal de cualquier pensamiento revolucionario― depende fundamentalmente del modo como se resuelvan esos problemas recientemente planteados; por otra parte, una práctica ecologista choca inmediatamente con el presente modo de producción.” A pesar del tiempo pasado, sigue plenamente vigente. Añadía: “En el mundo industrializado, la tarea política primaria del movimiento ecologista es hacer ver a la izquierda obrera que, por causa de los problemas ecológicos, algunos de sus intereses a corto plazo están entrando en conflicto con sus intereses a plazo medio y largo.”

La respuesta que da el sistema (tiene mucho de trampa) es que las necesidades prácticas, para las mayorías sociales, son cubiertas a través del empleo y, que por tanto, la defensa de la vida en todas sus dimensiones tiene que estar siempre supeditada a ese mercado del trabajo.

Hay dos cuestiones que son importantes para ESK:

  • Movilidad. El capitalismo privilegia la movilidad privada porque es básica para su obtención de beneficio. Nos la vendieron como progreso, pero la realidad ha sido más tozuda, la apuesta por un producto tan contaminante como el automóvil, se ha vuelto en nuestra contra. Las restricciones debidas al COVID19 nos han dado una oportunidad de repensar la movilidad, y aunque Ábalos y el PNV han hecho mucha propaganda del coche particular en decremento del transporte público, afortunadamente la bicicleta está siendo una clara opción en alza.

  • Empleo. Organizar el sistema productivo alrededor del coche privado nos fuerza a vender la fuerza de trabajo al capitalismo más contaminante. Ahora nos encontramos en la encrucijada de poner en peligro nuestros puestos de trabajo si ponemos encima de la mesa todos los inconvenientes de la industria del automóvil. Por ello, no creemos que una transición centrada en el empleo vaya a ser la solución.

 

No es una batalla fácil, ya ha tenido lugar en el pasado con industrias como la del amianto, por ejemplo. Contra el cierre de la industria de amianto se manifestaron los mismos obreros que morían al respirarlo. Sin embargo, con la sustitución del amianto por otros productos menos peligrosos, se ha salvado la vida a muchas personas desde entonces. En el caso de las industrias contaminantes, habría que pensar en aprovechar las instalaciones para otra producción que cubra la necesidad de movilidad de una manera que tenga menos impactos negativos, vehículos para transporte colectivo por ejemplo.

Las industrias contaminantes necesitan una reconversión eco-industrial integral que tenga en cuenta todo el ciclo: combustibles-cadena de suministro-plantas de ensamblaje.

 

Renta básica

Desde ESK queremos poner el foco en la renta básica también, como herramienta que nos permite desligar ingresos y derechos sociales del empleo, y por tanto puede ser un vector de avance hacia la transición. Podría, además, ayudar a que las clases empobrecidas no se sintieran amenazadas por pérdidas de trabajo u otras consecuencias indeseables del proceso de transición. Sin ser una herramienta que arreglaría todos los problemas, y tampoco considerarla como anticapitalista, sí que es además una propuesta de redistribución de la riqueza.

Si no rompemos con esa ligazón ―que condiciona los derechos sociales a la tenencia de un empleo―, desde ESK creemos que no podemos avanzar en la dirección que queremos, de ahí que hablamos de la necesidad de cuestionar la sociedad salarial y por tanto al empleo como fuente de acceso a renta y derechos sociales.

Repensar el empleo tiene más aspectos a considerar, implica también repartirlo, igual que los trabajos de cuidados. No puede haber transición justa, sin abordar la irresuelta necesidad de repartir (y reestructurar) no solo los empleos mercantilizados (sujetos a remuneración) sino el total de los trabajos reproductivos, hoy invisibilizados ―y realizados casi exclusivamente por mujeres― pero indispensables para el mantenimiento de las vidas.

 

Escenarios de empleo durante la transición ecosocial

Para debatir sobre todo esto, el próximo 15 de octubre, desde el sindicato ESK hemos organizado un seminario en el que contaremos con Adrián Almazán, compañero de Ecologistas en Acción. La cita será a las 18.00h en el Centro de Interpretación Ambiental Ataria de Gasteiz y se emitirá en directo online en nuestra web.

 

 

Por una transición ecológica justa, que la pague el capital.

Justicia climática para salir de las crisis.

 

#25SClimaYTrabajo    #TuQueHaces25S

 

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Solidaridad con Palestina