La plantilla de Haizea Bilbao está convocada a paros parciales los miércoles 12, 19 y 26 de noviembre para exigir a la empresa y al Gobierno Vasco condiciones laborales seguras. Nuestra salud vale más que sus beneficios.

« Cuando empecemos a enfermar en unos años ya no habrá remedio ni dinero que nos devuelva la salud perdida »
Haizea Wind es una empresa dedicada a la fabricación de componentes para la industria eólica. Su planta en Bilbao cuenta con instalaciones de tratamientos superficiales, granallado y pintura, donde la plantilla trabaja expuesta diariamente a condiciones insalubres: nubes tóxicas de polvo de óxido, filtros ineficaces de flux y ausencia de sistemas de extracción adecuados, todo ello en un entorno donde las medidas de seguridad se sacrifican habitualmente para maximizar la producción.
Condiciones de trabajo insalubres
Las condiciones en la nave de tratamientos superficiales, granalla y pintura son absolutamente insalubres. La empresa se niega a asumir su responsabilidad de prevenir el envenenamiento de la plantilla e instalar extracciones eficientes. Para la Dirección es suficiente con una mascarilla y pagar un miserable plus de toxicidad.
La plantilla de Haizea Bilbao trabaja bajo una nube tóxica a diario, no sólo en granalla y pintura sino en todas las instalaciones. Los filtros ineficaces de flux generan una lluvia de polvo que envenena cada día. El soplado obligatorio de las chapas antes del curvado y de las máquinas al finalizar el turno genera nubes de polvo de óxido absolutamente nocivo y potencialmente cancerígeno, sin ningún equipo de extracción.
Resulta inexplicable que la toxicidad no esté reconocida en todos los puestos de trabajo del taller, siendo el mismo lugar de trabajo para todos.
Seguridad sacrificada por la producción
Más allá de la toxicidad, las medidas de seguridad se ningunean a diario para maximizar la producción. Quienes pagamos las terribles consecuencias y acabamos en el hospital son los y las trabajadoras:
- Setas de emergencia puenteadas o inexistentes.
- Grúas puente sin líneas de vida.
- Operarios trabajando en alturas sin la formación pertinente durante años.
- Estibas mal colocadas.
- Grúas trabajando a escasos centímetros del personal.
Todo esto ocurre a veces por no parar la producción unos minutos, en alguna ocasión con resultado fatal.

El papel del Gobierno Vasco
El Gobierno Vasco no es un mero financiador externo: es accionista directo de Haizea Wind a través de su sociedad pública Ekarpen Sociedad de Promoción, con aproximadamente el 20% del capital de la compañía. Esto convierte al Gobierno Vasco en copropietario de una empresa que envenena sistemáticamente a su plantilla.
Además, el Gobierno Vasco mantiene una política de subvenciones continuadas hacia Haizea Wind, sin que estas ayudas públicas se traduzcan en mejoras de las condiciones laborales. Denunciamos que mientras la empresa recibe inyecciones de dinero público, prefiere invertirlo en subcontratación para precarizar el empleo en lugar de garantizar la salud y seguridad del personal.
Respuesta sindical
Todo esto sucede bajo la impasible mirada de los delegados de CCOO y UGT, quienes parecen ajenos a los evidentes problemas de salubridad y seguridad de esta empresa. Ante esta situación, la plantilla y las secciones sindicales de ESK y de ELA hemos decidido actuar y hemos convocado paros parciales los miércoles de noviembre:
- Miércoles 12 y 19 de noviembre: Dos últimas horas del turno de noche y mañana, y dos primeras del turno de tarde y concentración frente a las instalaciones de Haizea Bilbao.
- Miércoles 26 de noviembre: Si la empresa no muestra voluntad de encontrar una solución el paro será de 4 horas (cuatro últimas horas del turno de noche y mañana, y cuatro primeras del turno de tarde) y concentración en la sede del Gobierno Vasco.

Es necesario parar
Ningún dinero que puedan descontar por hacer huelga vale más que nuestros pulmones, nuestras piernas o nuestra propia vida. Cuando empecemos a enfermar en unos años ya no habrá remedio ni dinero que nos devuelva la salud perdida.
Mientras los de arriba se reparten beneficios y cobran sueldos astronómicos, la plantilla se envenena por un mísero salario. Mientras ellos cuentan billetes a manos llenas, la plantilla enferma poco a poco y vamos perdiendo una salud que no volverá.
Ha llegado el momento de parar: por la gente de granalla, por la de pintura, por quienes están envueltos en una nube de gases, de polvo, de flux o de óxido de hierro. Por quienes se enfrentan a peligros para los que la empresa no les ha formado. En un entorno tan peligroso, no puede imperar el "sálvese el que pueda". Todos y todas tenemos que aparcar el miedo y el egoísmo y parar de una vez. Sólo desde la unidad, el apoyo mutuo y la solidaridad podemos lograrlo.
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