Este documento recoge las numerosas aportaciones de los diferentes grupos de trabajo del Foro Social Permanente en las reuniones realizadas durante los dos últimos meses.

 

 

"Análisis y recomendaciones del Foro Social Permanente sobre el nuevo escenario creado por la pandemia Covid 19 y sus consecuencias en la agenda de resolución de las consecuencias del ciclo de violencias"

Ha sido un ciclo que ha de-construido un sinfín de principios que parecían tótems inamovibles. Pero también ha sido un tiempo en el que nos hemos dado cuenta de la necesidad de fomentar la solidaridad de ida y vuelta, con otros sujetos y otras realidades; aquella, a la que desde el Foro Social Permanente siempre hemos prestado atención, poniendo en valor los aprendizajes de otras personas en la construcción de la Paz para acercarlos a nuestra realidad concreta y continuar aprendiendo, también en un proceso de ida y vuelta. Una solidaridad que une y fortalece el sentimiento de pertenencia a un sujeto más amplio y alimenta la esperanza frente a contexto duros y complejos.

Esta siendo una situación especialmente dura para las víctimas que han sufrido las expresiones de las distintas formas de violencia (ETA, GAL, torturadas, secuestradas, desaparecidas, etc) pues hemos sido conscientes de que este obligado confinamiento profundiza el recuerdo de aquellos momentos dolorosos. Momentos en los que todo vuelve.

El obligado confinamiento domiciliario está siendo también especialmente duro para los familiares y allegados de las personas presas, pues aumenta el dolor que, ya de por sí, el injustificable alejamiento y las políticas de excepcionalidad penitenciaria generan. Son momentos en los que la frustración y las dificultades de comunicación son aún mayores.

 

Nuevas experiencias comunitarias

Por el contrario, se han generado nuevas experiencias comunitarias para dar respuesta a problemas y necesidades inmediatas. Hemos tejido nuevas redes sociales de proximidad. Hemos aprendido a relativizar lo secundario frente a lo importante. Lo inmaterial frente a lo material. La importancia de necesidades básicas (vivienda salubre, alimentación, acceso al sistema de salud,...). Y, sobre todo, hemos aprendido de manera colectiva que la convivencia entre las personas, la cohesión social, su salud, deben ser los valores centrales en nuestras vidas. En definitiva, estas semanas se nos ha hecho visible y presente la vulnerabilidad humana, así como nuestra interdependencia. Y eso nos ha hecho reaccionar: la preocupación hacia lo común y lo colectivo, el apoyo mutuo, la solidaridad, el ponerse en la piel del otro, aprender a gestionar enfados y miedos, la importancia del humor, comunicación, afecto y libertad en nuestras vidas, podrían ser algunas de los aprendizajes de esta pandemia y confinamiento. Todas ellas apelan a nuestra capacidad de iniciativa y a nuestra responsabilidad hacia los demás, sean estos lejanos o no.

Por lo anterior, están siendo también momentos para la empatía, para la escucha y para cuidarnos entre nosotras y nosotros. Queremos subrayar que hay que cuidar en extremo, y más en situaciones límite, la convivencia como fin y como instrumento necesario para la cohesión social y, en este sentido, estas semanas hemos intentado aportar nuestro grano de arena de manera humilde y discreta.

 

Sociedad civil

El Foro Social Permanente siempre ha subrayado el papel activo de la sociedad civil. En numerosas ocasiones, la sociedad civil vasca ha demostrado su capacidad para buscar soluciones innovadoras. Sirva el ejemplo de los pasos dados en los últimos años en la agenda de resolución. En esta ocasión la sociedad ha mostrado la resiliencia comunitaria frente a la resignación individual. La utopía frente a la distopía.

Para finalizar este apartado de contexto, queremos añadir una reflexión mas global. Aunque enfrentamos una crisis sanitaria global, ésta no ha tenido el mismo impacto en todas las personas y territorios. La Pandemia no entiende de fronteras, pero esta ha impactado sobre una(s) sociedad(es) y organización mundial ya desigual, que, sí entiende de criterios de raza, de género y de clase social, por mencionar algunas de las categorías que vulneralizan a amplios sectores de nuestra sociedad. Así como también ocurre con las personas privadas de libertad en cárceles o CiES, migrantes sin papeles o trabajadoras de hogar. Indicadores que debemos incorporar en nuestros análisis y debates en los próximos meses.

 

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