Llega el verano y con el las fiestas. Además de la  música, el baile, la comida, el deporte y los juegos en ellas hay otros elementos que olvidamos: animales de otras especies. En la mayoría de los pueblos de Euskal Herria se explota  a los animales, los utilizamos en la sokamuturra, en juegos infantiles o en demostraciones. En otras ocasiones los matamos, toreándolos, pescándolos o en competiciones de caza por ejemplo.

Pero, todo eso que les hacemos… ¿lo sienten los animales?

El resto de animales de otras especies, al igual que las personas, sienten gracias al sisema nervioso central, eso a su vez nos asemeja al resto de animales y nos diferencia de otros seres vivos y de las plantas. Entre otras cosas ese sistema nervioso central nos capacita para el placer y el sufrimiento a todos los animales. Por esa razón buscamos apartarnos del sufrimiento y buscar aquello que nos satisface es decir, tratamos de evitar el dolor.

Es evidente que en estos bochornosos espectáculos los animales sufre. Nadie se cambiaría por ellos, ninguna de nosotras preferiría estar en el centro de la plaza siendo arrastrada con una cuerda y atemorizada, ninguno querría estar tirando de una piedra, nadie desearía ser tiroteado ni agujereado por un anzuelo. Nadie quiere ser agredido.

Si no deseamos nada de esto sería lógico pensar que quienes sienten y tienen interés por vivir tampoco lo querrían para sí.

El especismo es la discriminación en función de la especie. Así como el racismo consiste en la discriminación en función de la raza y el sexismo en función del género. El especismo nos lleva a despreciar los intereses de aquellos animales que no son humanos y a olvidar su interés por vivir en libertad y sin ser agredidos. Como vivimos en una cultura especista se nos imposibilita ver que toros, yeguas, cerdos, peces… quieren vivir en libertad. Vemos a los animales como parte de nuestros bienes, como objetos o herramientas que podemos utilizar a nuestro antojo. Por esa razón tenemos que decir que las fiestas de Euskal Herria son especistas.

El especismo es una discriminación irracional e injusta ya que no hay ninguna razón de peso que nos diferencie de otros animales. Basándonos en el especismo los humanos y humanas históricamente hemos construido relaciones de poder que se reflejan en el sistema especista. Hoy en día utilizamos para nuestro propio beneficio a los animales obligándolos a parir, sacando provecho de ellos y matándolos sin ninguna justificación. Un ejemplo claro de esto es la ganadería taurina en la que se cruzan toros, se entrenan, se marcan a fuego se llevan a los cosos y cuando ya no pueden dar más de sí se llevan en el matadero. Lo que sucede en la plaza es solo una parte del sufrimiento. En este sistema especista las personas somos las privilegiadas mientras que los animales son despreciados.

Como pueblo es vergonzoso que tengamos estas actitudes y las demos por buenas haciendo uso para ello de nuestros privilegios. Si queremos celebrar fiestas basadas en la igualdad es necesario que tomemos en cuenta los intereses de los animales de otras especies. La fiestas son el reflejo de la sociedad y aunque es evidente que en ellas tenemos también otros problemas no podemos obviar que la liberación animal ha de ser una reivindicación a sumar a esas otras.

Nuestro pueblo ha dado grandes pasos a lo largo de la historia, con orgullo, a favor de una sociedad más justa. Ahora ha llegado el momento de cuestionar el uso de los animales en nuestras fiestas. Construyamos fiestas en igualdad y solidaridad respetando en ellas a otros animales. Es la hora de celebrar las fiestas sin especismo, de celebrar la fiesta y liberar a los animales.