Hacia la dignificación de los trabajos de cuidados

A.S.A.D.E., surge hace más de 18 años , impulsada por mujeres dedicadas al cuidado, conscientes de la desigualdad que sufrían respecto a los hombres, tanto en el ámbito profesional como en el familiar y personal.

A lo largo de los años hemos ampliado las alianzas y la coordinación tanto con instituciones como con entidades privadas y sociales, a fin de fomentar la igualdad entre hombres y mujeres, con una perspectiva feminista y empoderante, dando el lugar al CUIDADO, de forma que se visibilice de manera notable el motor de nuestras vidas.

Por ello nos dedicamos plenamente tanto a la defensa de los derechos laborales como a la humanización de los cuidados de cara a las personas vulnerables y dependientes.

Los cuidados son la columna vertebral de todas las sociedades, básicos para la supervivencia, y que han ido adoptando distintas características según el lugar y momento histórico.

La prioridad política debe establecer los cuidados sociosanitarios como base primordial, con un coste público y social para asegurar una buena calidad, unido a una regulación laboral de las personas trabajadoras, con unas buenas condiciones laborales, tanto a nivel de contratación no precaria, como a nivel económico, así como equiparar las mismas con la conciliación laboral y personal, y una garantía para las personas usuarias y receptoras de dicho cuidado, donde su derecho al mismo sea respetado.

Los cuidados y servicios pueden y son remunerados o no, lo que origina el cuidado informal, sin retribución económica pero de un gran coste emocional y personal, prestado generalmente por mujeres dentro del ámbito familiar. El cuidado formal se efectúa con profesionales sociosanitarios con un coste económico que puede estar subvencionado en parte por las instituciones públicas.

Con respecto al cuidado informal, generalmente es la familia la que lo efectúa. Esta función ha recaído y recae, casi en su totalidad, en las mujeres del núcleo familiar, en las madres, cónyuges, hijas y/o hermanas de las personas dependientes.

Es decir el papel de la cuidadora es el elemento principal de la red informal, y por tanto las políticas públicas dan por supuesto que las familias, y dentro de ellas las mujeres, deben asumir la provisión de bienestar de sus miembros.

Esta asignación de tareas se realiza desde una perspectiva patriarcal profundamente arraigada en nuestra sociedad y que se basa en una división sexual del trabajo, por la que los hombres han accedido al empleo formal, al salario y a los derechos sociales, debido al rol de sustentadores de la familia que históricamente se les ha asignado, mientras que las mujeres han quedado adscritas a la realización de tareas menos valoradas (el trabajo del cuidado no remunerado), consideradas algo consustancial y natural al sexo femenino.

Esto conlleva un elevado coste que asumen en exclusiva las mujeres por el hecho de cuidar, reflejado en términos de salud, calidad de vida, oportunidades de empleo, desarrollo profesional, impacto económico, relaciones sociales y disponibilidad de su tiempo libre.

El impacto laboral y económico de cuidar no solo se evidencia a corto plazo, sino que tiene consecuencias en la vida de las mujeres que cuidan a largo plazo: el abandono del empleo o la imposibilidad de acceso a él, que lleva consigo una disminución de los derechos a prestaciones sociales en un futuro, como las pensiones no contributivas, reduciendo la capacidad adquisitiva, incluso cuando las mujeres no tienen que responsabilizarse del cuidado de sus dependientes.

La realidad es que el cuidado origina en las mujeres pobreza y mala salud.

Dicho esto, ASADE siempre reivindica que con un conjunto de prestaciones y servicios destinados a colaborar con las mujeres en el cuidado, se comenzaría a reparar la falta de equidad, que frente a los sistemas de protección social, se comete con las mujeres.

Es necesario que el cuidado sea considerado una necesidad social básica, dentro del sistema de BIENESTAR, para que constituya un derecho humano fundamental

 

El derecho a ser cuidado y cuidada, a cuidar y a cuidarse

ASADE reivindica como objetivo que la sociedad en general, sea corresponsable en el sostenimiento de los cuidados, garantizando los mismos con servicios públicas de calidad y en cantidad, para la atención de personas dependientes, vulnerables, con diversidad funcional, así como a los menores.

Asimismo reivindicamos la eliminación de desigualdades, impulsando las leyes de igualdad de trato y de discriminación salarial, tan vigentes en la actualidad, y organizando social y éticamente los cuidados, mediante una respuesta colectiva donde las instituciones son base primordial, para impedir que las empresas privadas utilicen el “ánimo de lucro” para dar cantidad pero no calidad a un servicio primordial. EL CUIDADO.