Comenzamos el curso con multitud de retos por delante con problemas y situaciones que arrastramos desde el curso pasado. La hiperinflación, la subida de los precios de los alimentos, la vivienda, los carburantes, el gas o la electricidad. Una subida que ha aumentado de manera salvaje los beneficios de los bancos y las empresas, demostrando que la principal causa de la alta inflación ha sido la ampliación de los márgenes de beneficio financieros y empresariales a costa de empobrecer a la clase trabajadora.

Ante esto, las huelgas y movilizaciones por el mantenimiento del poder adquisitivo han sido y van a seguir siendo claves, siendo necesario el refuerzo de las mismas para evitar el aumento de las desigualdades. Conflictos como los llevados adelante por las trabajadoras de la limpieza de Osakidetza o del Kursaal, del Servicio de Ayuda a Domicilio de Arrasate, por la plantilla de Gorabide o de las Madres Mercedarias de Orozko, los sectores del metal o la intervención social en Bizkaia y Araba y tantos otros ejemplos nos demuestran que con determinación somos capaces de conseguir tumbar al capital y las instituciones que sustentan sus intereses.

Continuamente vemos como nos venden situaciones concretas (covid-19, guerra de Ucrania, etc.) como las causas de la situación actual, pero sabemos que nuestra crisis permanente se llama capitalismo, y que el modelo de producción y consumo actual es insostenible.

Desde ESK seguimos poniendo por delante de las ansias de acumulación del capital de unas pocas la vida, las necesidades de las personas y los servicios públicos necesarios para el sostenimiento de la vida y la garantía de los derechos sociales, además de la necesidad de una transición ecosocialista basada en el reparto de la riqueza y la justicia social.

ESK seguirá defendiendo que por delante de los intereses económicos están las personas, sus necesidades y para ello son necesario desarrollar unos servicios públicos de calidad, garantizar los derechos sociales para todas las personas además de una transición ecosocialista basada en el reparto de la riqueza y la justicia social.

El curso pasado nos lanzamos junto a decenas de organizaciones sociales a la recogida de 22.075 firmas que se presentaron ante el Parlamento Vasco en apoyo de una ILP por la implantación de una RBI para todas las personas en Euskadi. El debate parlamentario se cerró en mayo con el el único apoyo a la iniciativa de EH Bildu y Elkarrekin-Podemos.

Este curso seguimos trabajando en las mismas claves, y lo haremos queremos hacer también vaciando los centros de trabajo y llenando las calles de Euskal Herria el 30 de noviembre en la huelga general feminista en defensa de un sistema público de cuidados. Es urgente reconocer las necesidades de cuidados y de articular medidas para que todas las personas podamos cuidar y tener los cuidados que necesitamos de manera digna. Esto pasa por denunciar la desigualdad en la asunción de los mismos, que siguen recayendo sobre las mujeres y las condiciones laborales de quienes los prestan cuando se profesionalizan, con la precariedad y la explotación de las mujeres, especialmente de las migradas, como norma. Es hora de salir a reivindicar un cambio radical en la organización social de los cuidados.

ESK seguirá luchando por unos servicios públicos dignos, denunciando el deterioro de los mismos, su privatización, la pérdida de poder adquisitivo de las trabajadoras públicas y que la prioridad política de los diferentes gobiernos es gastarse el dinero en txorradas en vez de en lo realmente importante. Por ello, las trabajadoras y trabajadores del sector público de la CAPV salieron a la huelga el 25 de octubre y lo volverán a hacer el próximo 19 de diciembre.

Seguimos en la brecha, en la trinchera de la defensa de la vida ante la voracidad del capital.