Eso es lo que queremos, que guarden sus puntos morados y empiecen a realizar medidas reales y políticas que avancen en la autonomía y la libertad de las mujeres. Tienen que darse otros modelos y formas de hacer que cuenten con la participación del movimiento feminista. Llevamos siglos también denunciando que este sistema solo es posible porque oprime a las mujeres, las esclaviza. Es injusto, desequilibrado y limitado, lo hacemos de manera desigual respecto a los hombres, en condiciones de explotación y precarización.

Estamos en un contexto económico complicado de subidas de precios en productos de primera necesidad, de inestabilidad laboral, subida de hipotecas y alquileres, de recortes de servicios públicos…. Pérdidas de derechos que están ahogando a la clase trabajadora mas empobrecida que bien sabemos que son las mujeres con sus trabajos menos valorizados y mal pagados. Aquí tendrían que estar las instituciones y los partidos políticos, demostrar así, que son consecuentes con sus puntos morados. Dejar de defender a los grandes grupos financieros y empresariales y apostar por modelos fiscales más justos que ayudasen a la mejora de las condiciones de vida de las personas.

Que se guarden las administraciones sus puntos morados y acaben con las privatizaciones, que exijan que los sueldos de las trabajadoras sean justos, que impidan y sancionen a aquellas empresas que no realicen planes de igualdad que realmente sean eficaces y que acaben con la brecha de género y con otras formas de violencia que se generan en los centros de trabajo. Interpelamos a las instituciones y exigimos cambios radicales en el modelo de organización de los cuidados.

Las huelgas feministas les hicieron ver que estábamos hartas, pero sobre todo que estábamos organizadas y que nuestras reivindicaciones sólo podían ser resueltas desde la raíz, esto es desde donde están los grandes poderes. Seguimos resistiendo con luchas de muchas mujeres trabajadoras denunciando sus condiciones laborales injustas, reivindicando la mejora de sus convenios y la subida de sueldos. Seguimos resistiendo con un movimiento racializado y migrante que lleva la bandera de la regularización, un camino mínimo para que sus condiciones empiecen a mejorar y cambiar. Seguimos resistiendo en el movimiento LGTBI+, donde la heteronorma hay que romperla para poder generar cambios de pensamiento y no sufrir una discriminación constante. Y seguimos resistiendo en plataformas del movimiento feminista, que luchan por transformar el actual sistema de cuidados, revolucionar los cuidados para cambiarlo todo.

Esa igualdad que defienden no es suficiente, que no se apropien del feminismo, sino se escuchan las reivindicaciones del movimiento feminista, de denuncia a este sistema heteropatriarcal, capitalista, racista y xenófobo. Por eso este 8 de marzo, estaremos en las calles vestidas de morado con el movimiento feminista y sus luchas.

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