Aprovechando que el próxima 17 de octubre es el DÍA INTERNACIONAL PARA LA ERRADICACIÓN DE LA POBREZA, desde ARGILAN-ESK, plataforma de ESK para la lucha contra la pobreza y la exclusión, hemos decidido aportar nuestra visión sobre los relatos en torno a la pobreza con los que nos encontramos regularmente en los medios de comunicación.
La ONU, que se ha reunido a mediados del pasado mes de septiembre en Nueva York, publicó, unos meses antes, un Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2023. Lo titulaba Edición especial y los subtitulaba así: Por un plan de rescate para las personas y el planeta. Cumplido este año la mitad de los 15 que se fijó la ONU en 2015, para llevar adelante los ODS en 2030 y viendo que el cumplimiento de los ODS no se está llevando a cabo, reclama en el Informe especial 2023, que este año marque una inflexión.
Hablando del Objetivo 1. – Fin de la pobreza, lo que se dice en el Informe especial es: ¿Cuál es la situación a medio camino hacia 2030? Estas metas están moderada o gravemente desencaminadas; y más del 30 % no han avanzado o han involucionado hasta situarse por debajo de la base de referencia de 2015. Si prosiguen las tendencias actuales, en 2030 seguirán viviendo en la pobreza extrema 575 millones de personas y apenas un tercio de los países habrán cumplido la meta de reducir a la mitad el nivel nacional de pobreza. No había tanta hambre en el mundo desde 2005, lo cual es alarmante, y los precios de los alimentos son elevados en más países que en el período 2015-2019.
Si las cosas siguen así, se tardará 286 años en cerrar las brechas de género que existen respecto de la protección jurídica y en eliminar las leyes discriminatorias. En el ámbito de la educación, las repercusiones de años de inversiones insuficientes y pérdidas de aprendizaje son tales que en 2030 habrá unos 84 millones de niños sin escolarizar y 300 millones de niños o jóvenes abandonarán la escuela sin saber leer ni escribir. No hay mejor ejemplo de la cortedad de miras de los sistemas económicos y políticos vigentes que la intensificación de la guerra contra la naturaleza.
Se está cerrando el pequeño atisbo de oportunidad que tenemos para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C, evitar los peores efectos de la crisis climática y lograr justicia climática para las personas, las comunidades y los países que están en primera línea frente al cambio climático. La concentración de dióxido de carbono sigue aumentando y se sitúa en un nivel nunca visto en los últimos 2 millones de años. Si seguimos avanzando al ritmo actual, en 2030 las fuentes de energía renovables continuarán generando apenas una pequeña parte de nuestra energía, unos 660 millones de personas seguirán careciendo de electricidad y cerca de 2.000 millones de personas seguirán dependiendo de combustibles y tecnologías contaminantes para cocinar. Nuestra vida y nuestra salud dependen en gran medida de la naturaleza, pero podría llevarnos otros 25 años frenar la deforestación, y a ello se suma que en el mundo hay un sinfín de especies en peligro de extinción.
Los objetivos 8. – Trabajo decente y crecimiento económico y 10. – Reducción de las desigualdades, aunque se puede decir que forman parte, dentro de los ODS, del paquete de la lucha contra la pobreza, su orientación y su alcance, no van precisamente por buen camino. Ni el crecimiento económico, ni el trabajo (empleo) son una garantía para acabar con la pobreza; igual que no lo son los mecanismos de lucha contra las desigualdades.
Cada vez es más evidente en la historia de esta etapa neoliberal, inhuma y ecocida, del capitalismo, en la que estamos atrapados y atrapadas en las tres últimas décadas, que la concentración de la riqueza se ha convertido no sólo en el mecanismo fundamental del funcionamiento del sistema capitalista, sino en la razón de ser de la imposibilidad de acabar con la pobreza.
Según el Informe Riqueza Global 2022, del Credit Suisse: el 1,1% de la población mundial posee más de 1 millón de dólares (915.800 €) y controla el 45,8% de la riqueza global; el número de millonarios mundiales, ha crecido rápidamente en los últimos años y superó el 1% de la población adulta, por primera vez, en 2020. La riqueza agregada de la gente super rica a nivel mundial, se ha quintuplicado, pasando de 41,4 billones de dólares en 2000 a 208,3 billones en 2022, y su cuota de riqueza mundial ha aumentado del 35% al 46% en ese mismo periodo. Por el contrario, el 50% de la población mundial posee menos del 1% de la riqueza global.
El mes pasado salieron publicadas las 31 tablas de la Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales 2022 (EPDS 2022). Todavía no conocemos la redacción del informe que tradicionalmente acompaña a la multitud de números que conforman las tablas, pero las versiones de las valoraciones muy positivas en todos los terrenos, que han realizado diversos/as representantes/as del Gobierno Vasco, han sido unánimes: han mejorado los datos de la pobreza en la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV), en todas sus dimensiones: tanto en relación a los tipos de pobreza, como a su distribución colectiva y territorial, en comparación a la EPDS 2020. La conclusión del relato del Gobierno Vasco sobre la lucha contra la pobreza es, en este sentido unánime: vamos por buen camino en cuanto a las políticas de lucha contra la pobreza.
Desde ARGILAN-ESK no compartimos el relato oficial, por más que reconozcamos que, la gran mayoría de datos aportados por la EPDS 2022, reflejen un retroceso de los datos de pobreza con relación a la EPDS 2020.
Nuestro relato sobre la pobreza en Euskadi se confronta, tras la lectura de las tablas de la EPDS 2022, al que realiza en Gobierno Vasco, en lo siguiente:
1. Como es tradicional, las interpretaciones oficiales de la pobreza a las que estamos acostumbrados, ponen en primer plano las formas de pobreza más severa. Y no es algo que nos parezca ilógico. Sin embargo, el tipo de crisis económicas, sociales y ecológicas, a las que nos estamos enfrentando, sobre todo desde la Gran Recesión de 2008-2012, está provocando efectos en sectores de la población que, hasta ahora considerábamos clases medias, pero cuya naturaleza de clase media es cada vez más puesta en cuestión, pues su tendencia es a descender en la pirámide social.
Es por ello, que le damos una importancia, que no se le ha dado en la lectura institucional, al dato de la tabla de la EPDS 2022, que expresa que las personas en riesgo de ausencia de bienestar, que en 2020 eran 424.649, el 19,6% de la población total de la CAPV, han aumentado, en 2022, hasta las 482.720, lo que supone el 22,3% de la población.
2. La tabla de la EPDS, que siempre atrae nuestra preocupación principal, es la que mide el impacto de las prestaciones del Sistema Vasco de Garantía de Ingresos y para la Inclusión, es decir, de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI), de la Prestación Complementaria de Vivienda (PCV) y de las Ayudas de Emergencia Social (AES).
Esta política del GV, que lidera la lucha contra la pobreza en Euskadi, desde el año 1989, nunca ha tenido vocación de acabar con la pobreza, sino de conformarse con convivir con ella, cuando no de sacarle réditos políticos de cara a la pacificación y el control social.
Es por ello, que se valore más el hecho de que, en el año 2022, la población atendida por este sistema de prestaciones, haya retrocedido hasta 120.594 personas (un 5,6% de la población en riesgo de pobreza), frente a las 127.953 (5,9% de la población en riesgo de pobreza) de 2020, en lugar de poner el dedo en la llaga de los enormes déficits que presenta un modelo con 34 años de existencia que:
a) sigue dejando sin acceso a las prestaciones, a 39.143 personas (1,8% de la población en riesgo de pobreza), porque dichas personas, por muy pobres que sean, no cumplen los requisitos y obligaciones marcados en la ley;
b) sigue manteniendo en la pobreza a 48.244 personas (2,2% de la población en riesgo de pobreza), porque la cobertura de las prestaciones les impide dejar de ser pobres;
c) demuestra, sumando las personas en riesgo de pobreza que no acceden a las prestaciones y las que accediendo manifiestan seguir en el pobreza, que 87.387 personas, sobre un total de las 159.737 que conforman en 2022 el colectivo de personas en riesgo de pobreza, lo que implica el 54,7% del total de gente en riesgo de pobreza (recalquemos que es más de la mitad), ha seguido siendo pobre a pesar de la siempre alabada política de pobres que puso en marcha hace más de tres décadas el Gobierno Vasco. Sinceramente, no creemos que sea un resultado del que sentirse orgullosos/as.
3. Aunque la EPDS, debería, en teoría, medir a fondo las desigualdades sociales, evidentemente no lo hace, porque no presenta resultados sobre el número y la renta y patrimonio (riqueza) de las personas que están en la cúspide de la pirámide poblacional de la CAPV. Es seguro, que los procesos de concentración de la riqueza, que hemos visto a nivel global se dan en nuestra tierra, pero ya estamos acostumbrados a que el Gobierno Vasco, con el miedo a meterle mano a una fiscalidad que protege siempre al poder económico, tanto a las personas que lo detentan, como a sus sociedades de capital, nunca dará el paso a considerar amortizado un modelo de lucha contra la pobreza como con el que cuenta en la actualidad, que es incapaz de acabar con la pobreza para poner en marcha otro distinto, cuyo futuro garantizaría una sociedad que ha erradicado la pobreza, generando, al mismo tiempo, un futuro en el que la libertad personal de diseñar las vidas de la gente, no se vea impedido por la falta de dinero, cuando esta carencia, es totalmente artificial, ya que está generada por el desigual reparto de la riqueza.
ARGILAN-ESK luchamos por implantar una Renta Básica Incondicional, que garantizaría a toda la ciudadanía de la CAPV, un ingreso mensual individual e incondicional, suficiente para cubrir el umbral de pobreza, lo que equivale a garantizar los gastos fundamentales para tener una vida digna. Implantar esta política económica exige llevar a cabo una reforma radical de la fiscalidad, reforma que daría lugar a que el 20% de la población más rica tuviera que pagar más impuestos y del 80% restantes, un 60% resultaran beneficiarias y beneficiarios netos y netas de la reforma y un 20% se quedaran igual.