Nunca pedimos el rol de superheroínas, ni es real ni va con nosotras. Somos trabajadoras de Osakidetza y hemos afrontado la mayor crisis sanitaria en tiempos de paz de las últimas décadas, ni más, ni menos. Pero sí es cierto que de cara a la galería así nos trataron nuestras gestoras, dándonos una capa de cera detrás de otra en los medios de comunicación.
Ahora que ya ha pasado más de un año desde el inicio de la pandemia y que la sociedad está adaptada a la crisis permanente no necesitan retratarse alabándonos. Ya no estamos en el centro de atención; pueden seguir exprimiendo con normalidad.
El Hospital de Cruces es ejemplo de esta práctica. Tenemos una Dirección de Enfermería que es capaz de exprimir trabajadoras para que sus números cuadren. Todo perfecto. Todas las plantillas están siempre correctamente dimensionadas. Y a ti que lees esto se te escapa la risa. Porque el llanto ya lo tienes agotado.
¿Por qué cuesta encontrar personal para servicios críticos? ¿por qué se hacen tantos contratos para el retén? ¿Por qué se deja al personal de nueva incorporación abandonado a su suerte? ¿por qué es probable que en las próximas listas de contratación el Hospital de Cruces se encuentre con que mucha gente no quiera trabajar en él? Porque nos sentimos exprimidas, explotadas y no reconocidas. Muchísimos servicios se encuentran extenuados, trabajan al límite con cargas de trabajo que no son propias de un hospital que quiere mantener unos mínimos estándares de calidad.
Urgencias Generales. La urgencia con más volumen de trabajo de Osakidetza es atendida con una de las ratios más ajustados de los hospitales de nuestro entorno. Costó mucho conseguir refuerzos propios de auxiliares y enfermeras y fueron retirados justo cuando comenzaba la tercera ola. La Dirección de Enfermería lo justifica con números de asistencia, pero no tiene en cuenta la carga de trabajo que genera cuidar de los y las usuarias que siguen acudiendo a nuestras urgencias. La plantilla de la urgencia debe ser reforzada con urgencia, el personal no puede más.
Unidad Coronaria. Solo 3 auxiliares de enfermería de plantilla atienden 14 pacientes críticos. Con esa plantilla no se llega. No se garantizan cuidados de calidad y se pone en riesgo la seguridad de las y los usuarios. La Dirección es consciente y refuerza el servicio, pero únicamente las mañanas de los martes, miércoles, jueves y viernes. Como si los fines de semana, los lunes, todas las tardes y todas las noches los pacientes dejaran de necesitar alguno de los cuidados que requieren. Esta unidad necesita 4 auxiliares de enfermería de lunes a domingo en todos los turnos.
Estéril. En la Unidad de Esterilización se han eliminado los turnos deslizantes dejando únicamente turnos de mañanas y tardes y de tres turnos. Con los turnos deslizantes había periodos de tiempo en que el personal se solapaba habiendo más presencias. Con estos turnos normalizados se restan presencias por la tarde lo que aumenta muchísimo la carga de trabajo en el turno de noche, donde las dos auxiliares de enfermería se pasan las 10 horas nocturnas trabajando continuamente a un ritmo altísimo. La presión en Esterilización es tal que afecta ya a los quirófanos; al personal Auxiliar de Enfermería de Quirófano le han añadido una tarea nueva para aliviar Estéril: limpiar el instrumental antes de enviarlo a esterilizar. Esta unidad necesita ser dimensionada correctamente teniendo en cuenta que son personas y no máquinas las que en ella trabajan.
2ªD Respi. La Dirección decide abrir paulatinamente, hasta las 10 actuales, camas con monitorización y oxigenoterapia a alto flujo para pacientes con patologías respiratorias graves. Muchos estudios demuestran las ventajas de estas camas, ya que evitan muchos ingresos en UCI. En esos estudios a este tipo de camas las denominan UCRI (Unidad de Cuidados Respiratorios Intermedios) y recomiendan dotaciones una enfermera por cada 4 pacientes. Actualmente en esta unidad no ha habido ningún incremento de personal ni de enfermería ni de auxiliares. Tampoco se está contando con la presencia “volante” que debía colaborar con el personal que atendía pacientes con el EPI puesto. Otra unidad que trabaja con un dimensionamiento inferior a lo deseable y que no hace más que generar estrés en la plantilla.
Estos son solo unos ejemplos, pero hay muchos más. Situaciones que incrementan el desencanto y malestar en una plantilla muy cansada tras un largo año luchando con uñas y dientes contra la pandemia. Desde ESK exigimos a la Dirección de Enfermería un cambio de actitud; que humanice las ratios y que cuide a los y las que cuidan.