Dignificación, gestión directa, publificación y ampliación de los Servicios Públicos Tras el estallido de la crisis financiera de 2008, la respuesta del sistema neoliberal fue, lisa y llanamente, seguir con su afán depredador, aumentando sus beneficios mediante la estrategia de la desposesión.
Ante clases trabajadoras cada vez más machacadas, el sistema capitalista optó por precarizar aún más las condiciones laborales y emprendió el asalto de los sistemas de Protección Social instaurados tras las duras luchas de las clases populares al final de la Segunda Guerra Mundial.
En plena crisis provocada por el capital financiero, las trabajadoras públicas sufrimos una campaña brutal de desprestigio; Éramos privilegiadas, insolidarias, vagas, etc.; los derechos y la dignidad laboral los transformaron en privilegios. Esta campaña obviaba, además, un recorte del 5% de salario (aún sin recuperar en muchos casos), que en las plantillas públicas había y hay tasas de eventualidad por encima del 25% y que en una gran parte de los servicios públicos se prestan a través de empresas o entidades privadas con distintas fórmulas (externalizaciones, subcontrataciones, conciertos económicos, convenios de colaboración con entidades privadas,...) El discurso imperante valoraba que la gestión privada era más "eficaz y eficiente" que la pública. Esto en la práctica supuso profundizar en el desmantelamiento de los Servicios Públicos y en la precarización de las condiciones laborales de un sector fuertemente feminizado, incrementando por tanto la brecha salarial y la feminización de la pobreza.
La irrupción en nuestras vidas del Covid y la pandemia que ha provocado, nos ha trasformado en "héroes", especialmente al personal sanitario, y de paso han aprovechado para hacer una apología injustificada de policías y militares.
¿Cómo no hemos de ser "heroínas", si las Administraciones Públicas han sido incapaces de hacer frente a esta emergencia, merced a su falta de personal, recursos y previsión, fruto de las privatizaciones anteriores?
Mientras el personal sufría la falta de medidas de seguridad, mientras miles de trabajadoras subcontratadas caían en la incertidumbre, mientras los y las responsables públicas "agradecían" el esfuerzo que realizaba el Sector Público, mientras morían personas o entraban en UCI, distintos responsables políticos hablaban de "el coma económico"; poniendo, una vez más, sus beneficios por encima de nuestras vidas.
Ante esto, ESK reivindica que hay que poner en el centro la vida y los colectivos, tantas veces invisibilizados, que la hacen posible. Colectivos conformados mayoritariamente por mujeres, infravaloradas y precarizadas, colectivos que son fundamentales para afrontar esta crisis y futuras que vendrán; porque ésta no es una crisis provocada por la COVID19, es una crisis provocada por el sistema capitalista y heteropatriarcal.
Son muchos los sectores que se han evidenciado como esenciales e imprescindibles entre ellos la Educación. Ahora más que nunca hemos visto la necesidad de tener un sistema educativo público y de calidad que garantice una educación inclusiva, con igualdad de oportunidades para las niñas y niños, como para la juventud y coeducativo.
Frente a ello, defendamos lo común, dignifiquemos los Servicios Públicos y por lo tanto a los y las trabajadoras públicas, mejorando las condiciones laborales y acabando con la precariedad y la eventualidad.
Es imprescindible la gestión directa, transparente y democrática, de todos los sectores (Residencias de Tercera Edad, Ayuda Domiciliaria, Servicios Sociales,...) y la republificación de los Servicios Privatizados (Limpieza, Comedores Escolares, Asistencia Sanitaria Urgente, Emergencias,...).
Para ESK, es hora de ampliar los Servicios Públicos a ámbitos actualmente no contemplados, como el de cuidados, que son prestados en el ámbito doméstico y suponen una carga añadida a las mujeres. La verdadera igualdad entre hombres y mujeres es imposible sin ello.
O avanzamos o retrocedemos. Los sueños de individuos autosuficientes en un paraíso de consumo sin límites han demostrado ser una pesadilla para las personas y para el planeta. Servicios públicos o beneficio privado. Capital o vida. Resignación o lucha. “Sálvese quien pueda” u organización colectiva.
¡Encendamos el futuro!