El pasado 19 de agosto, dos personas trabajadoras de la Red de Transporte Sanitario Urgente, dependiente de Osakidetza Emergentziak, y subcontratado en este caso al Grup La Pau, sufrieron una agresión física durante la valoración y toma de constantes a un paciente en su domicilio.
El sindicato ESK quiere mostrar su preocupación ante la gravedad de los hechos ocurridos y manifestar lo siguiente:
1. En primer lugar, mostrar nuestra solidaridad a las personas trabajadoras que sufrieron la agresión. Asimismo, esperamos su pronta recuperación.
2. En segundo lugar, exigir a la empresa Grup La Pau que implemente medidas para asegurar la seguridad de todo el personal, con la salud de las personas trabajadoras no se juega.
3. Esta crisis está demostrando la falta de recursos a nivel de Emergencias que existen en Osakidetza, que confirma lo que desde este sindicato venimos reclamando una y otra vez. Esta falta de recursos es la responsable de unos niveles de estrés muy altos, obligando a soportar mucha presión. Es el momento de cambiar y mejorar el modelo actual de Osakidetza Emergentziak, dimensionando correctamente dicho servicio y dotándolo de más recursos.
4. Es urgente modificar el modelo organizativo, integrando en la red pública a todas las ambulancias de Soporte Vital Básico y Enfermerizadas, que ahora trabajan para las empresas privadas, donde las medidas de prevención de riesgos laborales son claramente insuficientes, recordamos, en este sentido, que ante los continuos incumplimientos de los protocolos de seguridad y salud laboral por parte de la empresa Ambuiberica, el pasado 8 de abril, ESK interpuso demanda por tutela de derechos fundamentales contra los y las trabajadoras que el juzgado corroboró el 16 de abril, cuando el TSJPV obligó a la empresa a que con carácter urgente e inmediato, y mientras dure la pandemia, cumpliera los protocolos de vigilancia de coronavirus SARS-CoV-2 y se provea a las plantillas de todos los centros de Bizkaia de todos los EPIS.
Este auto viene a demostrar la importancia del trabajo desarrollado por el personal de la RTSU y la desprotección que sufre y, como decimos, pone encima de la mesa la necesidad de revertir la privatización del mismo.
5. Por último, reivindicamos la falta de coordinación socio-sanitaria y de recursos socio-sanitarios para atender las necesidades de las personas que sufren enfermedades mentales. La consecuencia de esta falta de recursos es una atención de urgencia llena de problemas, tanto para las personas trabajadoras como para las personas atendidas. Llevamos muchos años escuchando palabras vacías y es hora de apostar por un sistema socio-sanitario que asegure la calidad de la atención sanitaria, las condiciones de trabajo de todas las personas profesionales y la cobertura de las necesidades sociales y sanitarias de todas las personas.