Tras la denuncia presentada por ESK, el pasado 16 de junio se celebró el juicio contra Osakidetza por incumplir la normativa en materia de prevención de riesgos laborales durante la gestión de la Pandemia generada por el SARS-CoV-2.
En la misma, se denunciaba la actitud de la Dirección de Osakidetza en aspectos como la ausencia de EPIs entre el personal trabajador en Osakidetza, así como el incumplimiento de los protocolos de utilización de los mismos o la no realización de los test para poder detectar la situación de la plantilla.
El TSJV, en su sentencia, señala que, en relación a las mascarillas y a las batas, se dieron por Osakidetza instrucciones de uso, reutilización y lavado que nada tienen que ver con las indicaciones sanitarias y que dejaron de lado las recomendaciones de uso que advertían del riesgo potencial de infecciones para el paciente y para el usuario que conllevaba su reutilización. De igual manera, el TSJV determina que es obligación del empresario (Osakidetza) garantizar una adecuada vigilancia de la salud laboral y que la exposición en el trabajo a la COVID-19 merece la calificación de riesgo laboral grave e inminente, declarando que Osakidetza ha incumplido esa obligación en materia de prevención de riesgos laborales y condenándola a tomar las medidas oportunas para la protección del personal a su servicio.
ESK viene denunciando reiteradamente la política del avestruz que han llevado a cabo Nekane Murga y su equipo. Tras años de continuos recortes, la crisis de la COVID-19 ha puesto encima de la mesa las carencias que sufre Osakidetza y la negligente gestión de las personas que la dirigen. Esta sentencia deja a las claras que la Dirección de Osakidetza ha hecho peligrar la salud de toda la plantilla, como ya venía demostrando el alto porcentaje de personal infectado.
Por ello, y en base a lo dictaminado en la sentencia, el sindicato ESK exige que tanto la Dirección de Osakidetza, como la Consejera de Salud, Nekane Murga, asuman sus responsabilidades y presenten su dimisión por la nefasta gestión de estos tensos meses, que ha puesto en peligro la salud tanto del personal de Osakidetza, como de la ciudadanía a la que asisten.