El pasado 16 de junio se celebraba el décimo aniversario de la adopción por parte de la OIT del Convenio 189, de la recomendación 201 que lo implementa, y por tanto del reconocimiento de los mismos derechos laborales y de Seguridad Social de las Trabajadoras de Hogar y de Cuidados. Aprovechando esta efeméride ESK presentó su Guía para Trabajadoras de Hogar y de Cuidados en la sede de Bilbo. Una Guía que ha nacido de un proceso largo y es fruto del mucho trabajo que realizaron diferentes personas de todos los herrialdes. Sarai Arce, una de las responsables de Acción Sindical en Bizkaia, junto con el resto de las compañeras y compañeros que se organizaron en el grupo de trabajo de trabajadoras de hogar y cuidados, ha sido una de las impulsoras de esta Guía. A ella hemos querido preguntarle sobre la Guía pero también sobre la situación en la que se encuentra el sector.


¿Qué nos vamos a encontrar en esta guía?

Esta es una guía en la que se pretende recoger los derechos laborales de las trabajadoras de hogar y de cuidados. Con esta guía por un lado tenemos el objetivo de crear una herramienta, donde se recojan de una manera clara el conjunto de derechos laborales ya que desde ESK nos hemos propuesto hacer cumplir el conjunto de derechos que si tiene este sector. Por otro lado, es también una manera de visibilizar la situación de discriminación que sufre este sector e intensificar desde el sindicato la necesidad de generar cambios urgentes en la normativa que las regula.

Por tanto, la vemos como una herramienta eficaz para la lucha y la reivindicación de los derechos laborales.

 

¿De dónde surge la idea de hacer una guía para el sector? ¿Realmente era necesaria?

Este sector no ha tenido nunca el reconocimiento que merece, siendo la mejor consecuencia visible en nuestro mercado laboral, del valor que se le ha dado y se le da a los trabajos y cuidados. Por eso ESK habla constantemente de “Trabajadoras de hogar y de cuidados”.

Pero además con esta guía queremos dejar claro que, a pesar de todas las diferencias en lo que respecta a los derechos laborales, con el resto de los sectores, es un sector que sí está regulado, en el que sí hay derechos laborales, y que por escasos que sean, estos tienen que cumplirse. Ya que de manera sistemática vemos como son vulnerados derechos que en otro sector hoy en día seria imposible imaginárnoslo.

 

Han pasado 10 años desde el reconocimiento de la OIT ¿Qué ha supuesto esto para las trabajadoras de hogar y de cuidados? ¿Cuál es la situación en el Estado Español?¿Cuál es la situación actual de las trabajadoras de sector?

Este sector, en la actualidad se encuentran regulados en un Régimen especial tanto en la seguridad social, como en su normativa laboral. En el año 2011, año hubo un importante cambio legislativo, insuficiente, pero que produjo una serie de mejoras significativas. Como, por ejemplo, con la obligación de cotizar desde la primera hora de trabajo. Tras estos 10 años se constata que las mejoras en derechos suponen garantía en el empleo y una mejora respecto a las condiciones, en este caso en las mujeres que lo desempeñan.

Pero lo que tenemos más claro aún, es que esta situación y estos datos, refleja la realidad de las tareas que desempeñan: principalmente el cuidado y en un gran porcentaje del cuidado de personas dependientes.

Aun así, hoy en día el Estado Español sigue sin ratificar el convenio de la OIT perpetuando la precariedad que sufren miles de trabajadoras.

 

¿Por qué, en comparación con otros, se dan unas relaciones laborales tan desiguales en este sector?

La ley que regula el sector es discriminatoria, ya que no se les reconocen derechos, que sí tenemos el resto de los sectores: Permite la jornada semanal por encima de 40 horas semanales estableciéndose como salario mínimo el SMI, Sin ninguna garantía tras la pérdida del empleo sin derecho a desempleo y además se reconocen indemnizaciones por despido inferiores a las del resto de trabajadoras. O por ejemplo se permite el trabajo de hogar interno, sin ningún tipo de regulación, sin control del derecho a los descansos…
Y, por otro lado, las trabajadas del sector se ven obligadas a tener que reclamar constantemente derechos que tienen reconocidos por ley, pero no se respetan de manera sistemática: jornada, salario, descansos…

 

¿Cómo ha influido la pandemia en la situación de las trabajadoras de hogar y de cuidados?

La COVID-19 ha dejado grandes consecuencias negativas en nuestro mercado laboral, pero para este sector ha empeorado la situación no solo durante el periodo de confinamiento sino después dejando a muchas mujeres en una situación de extrema vulnerabilidad, debido a que no ha habido ningún tipo de medida para paliarlo.

El sector, durante la pandemia, sufrió una situación de desamparo sin precedentes. Tuvieron que seguir desempeñando sus trabajos, sin ningún tipo de medida para protegerlas frente al virus, ni frente a la precariedad que se avecinaba.

Durante los peores meses de pandemia, marzo y abril del 2020, muchas de estas mujeres perdieron sus empleos, con una falta total de apoyo por parte de las Administraciones públicas, sin ningún tipo de medida ni plan para dar respuesta a las necesidades de este sector feminizado donde los haya.
Han estado expuestas a desplazarse sin ningún tipo de salvoconducto, ha habido casos en las que se las ha forzado a no poder irse del domicilio en el que trabajaban por el miedo de las familias al contagio. Los empleadore proporcionan EPIS, ni se aplican protocolos frente a la COVID.

 

¿Desde las administraciones qué tipo de medidas se han tomado para paliar los efectos de la crisis sanitaria en el sector?

Hoy siguen sin tener ningún tipo de prestación tras la pérdida del empleo. Si esta situación, antes de la llegada de la COVID-19 ya era muy precaria, ahora es insostenible.
En el contexto de aplicación de medidas extraordinarias para el resto de sectores, la única medida que se adoptó para este sector fue un subsidio extraordinario, durante 3 miseros meses

El subsidio no sirvió para atender la emergencia económica en la que se encontraban muchas. Solo mediante las cajas de resistencia gestionadas por las organizaciones de trabajadoras, y organizaciones feministas, se pudo dar cobertura a las situaciones más difíciles.

 

¿Qué responsabilidad tienen las administraciones en esta situación? ¿Cuál debería ser su papel?

Sin duda alguna las administraciones son las máximas responsables de esta situación, son quienes por un lado han decidido que estas trabajadoras estén en esta situación de “excepcionalidad” y por otro los responsables de que no se cumplan los derechos laborales que ya tienen. Por eso nuestra Acción Sindical está dirigida a denunciar y exigir a las administraciones públicas un mayor control e implicación en la mejora, dignificación y protección de las condiciones laborales de estas trabajadoras.

Para nosotras desde el inicio de la relación laboral entre las personas trabajadoras y la parte empleadora, Lanbide y el Servicio Navarro de Empleo, así como agencias públicas de intermediación, han de jugar un papel activo para dejar de promover la ya existente precariedad y explotación de estas trabajadoras, dejándolas en manos de agencias.

La situación actual en torno al sector pone de manifiesto la dejación que hacen las instituciones en su obligación de asegurar unos servicios sociales que garanticen la cobertura necesaria en lo que a los cuidados se refiere.

Es un sector especialmente precarizado y en el que se dan todo tipo de abusos con especial incidencia entre las mujeres que trabajan como internas, así como entre las mujeres migrantes. Por eso es necesario que las administraciones se impliquen como observadoras de las relaciones laborales y como garantes de servicios públicos y de calidad. Por otro lado, es impensable hacer modificaciones en este u otros sectores feminizados sin analizar la situación con perspectiva feminista.

 

Hay por lo tanto un sesgo de género también en la situación del sector ¿no?

Si claro, por su puesto que lo hay. En general el componente de género es imprescindible para entender todas las relaciones laborales y las situaciones que se dan en los diferentes sectores, pero cuando hablamos de cuidados esto es aún más evidente.

El sistema capitalista vive de espaldas al hecho de que somos seres interdependientes, que nuestros cuerpos tienen límites y no asume la vulnerabilidad de estos por lo que tampoco reconoce los trabajos que se ocupan de atender el mantenimiento de nuestros cuerpos vulnerables. Esros trabajos, los que se ocupan de los cuidados, del bienestar de las personas son trabajos que como bien sabemos son realizados mayoritariamente por mujeres y esto no es casualidad. El patriarcado nos ha impuesto a las mujeres ese rol, el de cuidar, cuidar de las personas, de su bienestar, de que habitemos en lugares agradables… y de ahí la división sexual de los trabajos. El sistema capitalista y la ideología neoliberal, en clara alianza con el heteropariarcado, viven y se sustentan del trabajo doméstico de cuidados y reproductivo desempeñado por las mujeres. Son trabajos invisibilizados que históricamente las mujeres hemos hecho “por amor” o en el mejor de los casos mal pagado. El hogar, como lugar en el que reside la familia nuclear y heteronormativa es una condición de existencia del propio sistema económico capitalista. Es esta situación de absoluta discriminación que sufrimos las mujeres lo que permite y sustenta también las desiguales relaciones laborales que se dan en torno a las Trabajadoras de Hogar y de cuidados.

 

¿Qué papel quiere jugar ESK en este sector?

Desde ESK queremos intensificar nuestro compromiso con estas trabajadoras y estructurar a este colectivo dentro del sindicalismo activo. Seguimos reforzando nuestra ya estrecha relación con las organizaciones creadas por estas trabajadoras y con aquellas otras que ya están inmersas en el sector.

 

 

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