Hablar de ESK Araba es sin duda hablar de Ignacio Funes. Organizado, metódico y madrugador, Funes ha sido durante muchos años uno de los referentes en el territorio alavés. En esta V Asamblea dejará la Comisión Nacional y dice que se irá retirando poco a poco. Más sanferminero que toda la provincial de Nafarroa junta comienza para nuestro Funes una nueva etapa en la que sin duda tendrá mucho más tiempo para amigos, fiestas, romerías y actos sociales. Sin embargo, sospechamos, que este adiós es más un “ahora vengo” que otra cosa, sea como sea desde estas páginas le deseamos lo mejor en esta nueva etapa.

 

 Ignacio Funes ESK

 

Ignacio, llevas toda una vida siendo parte de ESK ¿Por qué ESK y no otro sindicato?

Realmente empecé mi recorrido sindical en el 77 del pasado siglo impulsando la CSUT, un sindicato de ámbito estatal que pretendía ofrecer un proyecto sindical alternativo al hegemónico en aquel momento. Cuando este proyecto fracasa sigo viendo la necesidad de seguir trabajando en la creación de un modelo sindical más asambleario que el que se estaba imponiendo y, con gentes del SU, gentes expulsadas de CC.OO. y mucha gente independiente, vamos confluyendo en la idea de crear lo que inicialmente fueron las CUIS (1982) posteriormente ESK-CUIS (1985) y finalmente ESK (1998).

Este recorrido vital siempre a tenido que ver con la búsqueda de un espacio organizativo que fuera independiente del poder y que permitiera un funcionamiento lo más horizontal posible. Yo solo lo he encontrado en ESK.

 

¿Qué es lo que más valoras de este sindicato?

Sin ninguna duda, las personas. He tenido la suerte de compartir espacio con multitud de compañeros y compañeras de una enorme valía. Todas ellas me han aportado algo y todas esas aportaciones me han permitido comprender mejor este mundo, me han enseñado, con su ejemplo, a ser mejor persona a intentar ser más coherente y lo que creo que es más importante… a no perder la ilusión por cambiar esta sociedad. 

 

¿Lo que menos te gusta?

Me resulta difícil, por mi forma de ser, contestar a esta pregunta. Suelo ser crítico y, a veces, autocrítico con lo que hago/hacemos, pero enseguida tiendo a contextualizar los hechos y a justificarlos. Dicho esto diría que lo que menos me gusta del sindicato es la incapacidad que tenemos de convertir nuestro discurso en  mensajes sencillos que fueran capaces de llegar a la gente y que se convirtieran en un revulsivo para sumarla a nuestro proyecto.

 

¿Cómo era el sindicato en tus inicios y que ESK crees que tenemos ahora?

De los inicios resaltaría dos aspectos:

  1. Aunque parezca una tontería, tengo que decir que éramos un sindicato más pequeño y, además, su composición tenía como una de sus características que la mayor parte de la gente éramos activistas sindicales en nuestro centro de trabajo. La diferencia entre las personas afiliadas a ESK y las personas que nos votaban en las elecciones sindicales de los años 80 era enorme, lo que denotaba que teníamos apoyo pero por el contrario ese apoyo no se convertía en afiliación.
    Esa pequeñez nos permitía ser muy arriesgados en nuestras apuestas sindicales y sociales y nos ofrecía muchas posibilidades de realizar experiencias que los sindicatos grandes ni tan siquiera contemplaban.

  2. El unir sindicalismo y exclusión social (hablamos del final de los años 80) era algo que nadie hacía en ese momento y trabajar, en el campo de las ideas, en la desmitificación del empleo como eje central de la vida tampoco estaba en la agenda de ningún sindicato.
    Ahora, dentro de seguir siendo un sindicato pequeño, tenemos una mayor afiliación y una de sus características es que su aproximación al sindicato ha sido diferente al de otras épocas, lo hace porque le gusta nuestra forma de pensar y porque le gusta el trato que recibe, pero a diferencia de las personas que conformamos el sindicato en sus inicios, su experiencia en lo organizativo y en la lucha sindical es mucho menor, lo que hace que el sindicato tenga que ofrecer una mayor atención y eso requiere dotarse de más recursos.     

 

¿Era muy diferente el sindicalismo que se hacía antes del que se hace ahora?

El sindicalismo, desde que nace como expresión organizada de la lucha de clases contra el capital, ha ido modificando su forma de hacer y ha ido practicando diferentes estrategias para lograr sus objetivos. El sindicalismo de principios del S XX, el de la República, el de la dictadura… ha ido adaptándose a la realidad social. El problema es cómo se ha adaptado y si hoy sigue siendo una herramienta útil para el cambio social o forma parte del problema para el mencionado cambio.

Yo puedo hablar de mi experiencia vital (1977-2019) y creo que el sindicalismo, el que la sociedad percibe en sentido amplio, ha ido a peor y ha perdido la referenciabilidad como herramienta para la emancipación de la clase obrera que había disfrutado en el pasado.
Ha pasado a ser parte del problema en vez de ser parte de la solución.

Es cierto que en nuestro ámbito de intervención (Euskal Herria) se da un microclima algo distinto y el sindicalismo no tiene el grado de desprestigio que en otros lugares, pero ello no quita para que no nos despistemos y veamos cuáles son nuestras carencias y nuestros límites.

Tenemos mucho que reflexionar sobre el sectarismo sindical, sobre el clientelismo, sobre las campañas de venta de producto agresivas y engañosas… 

 

En esta Vª asamblea dejas de formar parte de la Comisión Nacional y te vas aproximando a tu jubilación en lo laboral ¿Cómo encaras esta nueva etapa?

Desde los 16 años he estado organizado y desde que empecé en el sindicalismo he participado en puestos de responsabilidad. Ha llegado la hora de dejarlos. Para mí, si soy sincero, no ha supuesto una carga añadida, si no hubiera estado en esos puestos habría estado haciendo otras cosas que tuvieran como objetivo el cambio de la sociedad. Otra cosa es quienes me han tenido que aguantarme en este recorrido, quizás a ellas y a ellos se les haya hecho un poco largo (espero que no demasiado).

Mi intención es la de seguir activo en el sindicato pero intentando cubrir aquellas cosas que no requieran un seguimiento en tiempo real y que puedan realizarse en plazos amplios y con flexibilidad. Una cosa que me ronda la cabeza es el tema de la formación. Estamos de acuerdo en el sindicato que será una de las preocupaciones tras la V Asamblea y es, en ese campo, donde creo que puedo seguir colaborando desde la intendencia. En cualquier caso, la nueva dirección del sindicato seguirá contando con mi participación donde consideren que puedo ser de utilidad.

En lo más personal creo que cuando me jubile definitivamente me dedicaré, con mi compañera, ha cultivar las amistades y, en la medida de lo posible, a ser viajero en vez de ser turista. 

 

¿Ha sido difícil tomar esta decisión?

En absoluto. Es una decisión tomada hace cinco años, al final de la IV Asamblea, en la que ya anuncié a mis compañeras y compañeros del sindicato que este iba a ser mi último periodo en la CN.

 

Durante tantos años de militancia supongo que habrás vivido momentos muy diferentes ¿Qué es lo que más te ha marcado en este tiempo?

Soy de las personas que tiendo a borrar, de mi memoria, los malos momentos y las malas experiencias y sin embargo se me quedan muy fijadas, en la misma, las que han sido buenas, aunque en el momento que ocurrían fueran duras e incluso arriesgadas.

De mis tiempos de sindicalista a pié de máquina, en mi centro de trabajo, recuerdo con amargura el accidente mortal que se produjo y en el que murieron 5 compañeras y compañeros (1988) y por el contrario recuerdo, como una experiencia muy positiva la decisión tomada por la plantilla de reducirse un 33% la jornada y el salario por dos años para evitar despidos. En otro orden de cosas, los tiempos de la clandestinidad suponía una tensión personal importante, pero los recuerdos en torno a ese momento están salpicados de cantidad de anécdotas divertidas.

Por último hay un tema que no lo puedo positivizar de ninguna manera y es la incapacidad que tuvimos el sindicato para evitar la ruptura con la mayor parte de las gentes de Nafarroa. Seguramente había muchas razones para ello pero en mi fuero interno no soy capaz de entenderlas. 

 

Sin duda tú has sido una de las personas referenciales en ESK Araba, con tu partida ¿Cómo ves la provincia? ¿Hay algo de vértigo?

La provincia está bien, seguimos aumentando la afiliación y en las últimas elecciones sindicales hemos entrado en sectores que nos pueden ayudar a tener una mayor visibilidad del sindicato en nuestro territorio, me refiero al Ayuntamiento de Gasteiz y a los Bomberos de Álava.

En mi opinión, el reto que tiene el sindicato, en nuestro territorio, es el dotarse de un equipo de dirección que sea más amplio que el actual y en el que se incorporen compañeras que permitan adquirir una mirada más feminista que la que actualmente podemos tener.

Tengo plena confianza que las personas que se van a quedar al frente del sindicato tienen la voluntad y van a contar con las herramientas necesarias para seguir proyectando el sindicato en nuestro territorio.

 

Estamos  a las puertas de la Vª Asamblea ¿Qué expectativas tienes de cara a esta asamblea?

Sin dejar de mirar lo que pasa a nuestro alrededor, en esta Asamblea hemos querido mirarnos hacia dentro del sindicato y ver qué modelo de organización hemos creado y si responde a lo que se espera de un sindicato que quiere cambiar la sociedad en el S.XXI.
Sin pensar que en esta Asamblea vayan a quedar resueltas todas las incógnitas, tengo la esperanza de que demos con algunas claves que nos permitan que el sindicalismo -o por lo menos nuestro sindicato- entre a ser parte de la solución y deje de ser parte del problema.

 

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